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Más allá de la víctima y el victimario en clave política


Para el guerrero, matar a sus enemigos, arriesgándose en tal empresa, no es un problema moral, sino táctico y estratégico. Pero el pacífico, con la misma valentía, prefiere morir -y a veces soportar la muerte de los suyos- que matar. Ambos resumen acaso una bifurcación ética fundamental. Sin embargo, ni el guerrero ni el pacífico abundan en este mundo. El tipo humano que se dispersa en nuestro tiempo como una enfermedad es el enemigo de ambos, el esclavo sin amo, el autómata enajenado, quien ha hecho de su miseria moral un hábito vital de acuerdo con el metabolismo parasitario general. Que este sea rico o pobre no es relevante.
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La insoportable levedad del ser progresista.


Advertencia: el título de la nota no comunica sus temas.

La ambivalencia de Rita Segato respecto del Estado no obedece a rigor crítico alguno. Acaso sí al temor de ser cancelada por tribus fanáticas de la progresía. O quizás a una fatal conmiseración frente a la redundante miseria política argentina. En todo caso la realidad del Estado es una clave a descifrar y un nudo a desatar de la condición moderna, relativo tanto a su mistificación como vehículo de soberanía cuanto a su instrumentación como máquina de guerra. Y la paralizante ambigüedad de la antropóloga es prueba de ello.

https://www.eldiarioar.com/politica/rita-segato-bullrich-milei-son-opciones-suicidas-son-goles_130_10464111.html

Esta entrada fue editada (hace 8 meses)


Argentina: elecciones y erecciones


La noticia piola, si cabe, es que este país es cada vez menos justicialista. Al menos brindad por ello. Esa persistente maquinaria social con aspiraciones religiosas, diseñada para que clases enemigas compartan la mesa, basada en oportunistas y rastreras victimizaciones, tiene sus días contados. De levantarse este parásito, tan habituado a reciclar su mierda, otra vez rodará la piedra de Sísifo.
Esta entrada fue editada (hace 9 meses)


Acerca de justicialismo (tradición política argentina)


Es necesario estudiar el fenómeno justicialista como religión política, noción acuñada por alguien que me parece urgente aplicar en este caso. La idea tiene defectos que deben precisarse y corregirse a su tiempo: supone fenómenos separados que lo son sólo en apariencia o en la artificial matriz institucional moderna (toda institución religiosa atañe de modo fundamental a lo político) y equivale 'religión' como parámetro de referencia a su forma específica en Europa (su cristiandad que de ningún modo es universal). Lo que por el momento es evidente es la semejanza entre cristianismo y justicialismo. El síndrome de la enfermedad es similar (culto a la miseria y a la víctima; relación dependiente entre ganado y pastores; imaginación utópica: 'paraíso perdido'; instrumentación de la culpa; tiempo mesiánico; fetiche discursivo; mitos y ritos análogos; etc.). Partiendo de que enfermedad es básicamente pérdida de vitalidad o de equilibrio vital, habrá que hurgar en el trauma que le ha dado origen. Cuando historiadores señalan la dificultad de estudiar este fenómeno, de algún modo confiesan la dificultad de estudiar una fe que, en tanto operación racional, blinda una ideología dogmática que no resiste argumentaciones racionales.
Esta entrada fue editada (hace 9 meses)