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10 mensajes de los pueblos indígenas de Brasil al mundo



Este jueves 26, el STF reanuda la sentencia del caso Xokleng, que debate la tesis del «marco temporal», una demanda que argumenta que los pueblos indígenas solo pueden reclamar tierras donde ya estaban el 5 de octubre de 1988 (año en que fue promulgada la Constitución Federal vigente). Lo que está en manos de los 11 ministros y ministras de la Corte Suprema es el futuro de la demarcación de tierras indígenas en Brasil.

Para reforzar la importancia de este juicio y mostrar cómo los pueblos indígenas se relacionan con sus tierras, la Apib ha elaborado esta lista con 10 mensajes de los pueblos indígenas de Brasil para todo el mundo:

1) La historia de los pueblos indígenas en Brasil no comienza en 1500, ni en 1988.

Los pueblos originarios llegaron a esta tierra incluso antes de que se inventara esta noción de tiempo. Somos herederos de los primeros pies que pisaron esta tierra, y nuestro tiempo no puede ser medido ni determinado por relojes y calendarios que pretendan ignorar nuestra trayectoria ancestral.

2) Nuestras tierras son nuestras vidas, no una fuente de ganancias.

A diferencia de la forma en que los terratenientes, ocupantes ilegales y explotadores tratan con la tierra que usurparon y destruyeron, los pueblos indígenas tenemos una relación profunda, espiritual y ancestral con nuestra tierra. Sin tierra no hay vida para nosotros. No exploramos nuestro territorio con fines de lucro, sino para alimentarnos, sostener nuestra cultura y preservar nuestras tradiciones y espiritualidad.

3) Cuidamos los bosques y esto es bueno para todo el mundo.

Los pueblos indígenas han sido reconocidos en más de una ocasión como los mejores guardianes de los bosques. Nuestros territorios se conservan. Donde hay tierra indígena, el bosque permanece en pie, el agua pura, la fauna viva. Y esto beneficia a todo el mundo, especialmente cuando las crisis climáticas y ambientales amenazan la supervivencia de la humanidad.

4) Nuestra diversidad y nuestra ancestralidad nos unen

Los enemigos de los pueblos indígenas intentan a toda costa construir rupturas y oposiciones artificiales entre nosotros. Sin embargo, no saben que nuestra ancestralidad es más fuerte y más potente que cualquier división que puedan intentar imponernos.

5) La mayor parte de la tierra está en manos de los propietarios, ¡y la están destruyendo!

El argumento de que hay «demasiada tierra para pocos indios» ha demostrado ser falaz más de una vez. De hecho, la mayor parte de la tierra en Brasil ya está dedicada a la agricultura. Una pequeña parte son tierras indígenas, ¡pero las que han sido registradas están bien conservadas!

6) Nuestra lucha es también por el futuro de la humanidad.

Los pueblos indígenas tenemos una cultura de alteridad y acogida. Nuestra lucha por nuestras tierras también es por la preservación del medio ambiente. Somos plenamente conscientes de nuestro papel como protectores de los bosques y la biodiversidad y estamos dispuestos a compartir nuestro conocimiento por el bien de todos.

7) Los indígenas hemos estado luchando por nuestras vidas durante 521 años, y esto es señal de que algo anda muy mal.

Desde que nuestras tierras fueron invadidas, hemos tenido que luchar a diario para sobrevivir: contra enfermedades traídas de afuera, como la COVID-19, que mató a más de 1.100 familiares, contra el genocidio, contra los ataques. Incluso hoy tenemos que luchar por nuestras vidas, y eso significa que para muchas personas nuestras vidas no importan. ¡Esto debe terminar de inmediato!

8) ¡Tenemos un proyecto de mundo y queremos ser escuchados!

Hemos acumulado tecnologías de producción milenarias y esto nos da condiciones para pensar en un proyecto de sociedad sin desigualdades, basado en el buen vivir, el cuidado de la tierra y la libre convivencia entre los pueblos. Nuestro proyecto garantiza alimentos sin veneno, produce sin devastar. ¡Y el mundo necesita un proyecto como este para salvarnos de la destrucción!

9) Estamos aquí y aquí nos quedaremos.

Sobrevivimos al ataque colonial, sobrevivimos al genocidio, sobrevivimos a las enfermedades. Nuestra gente es resiliente e incluso en las peores condiciones supimos cómo protegernos y mantenernos con vida. Seguiremos vivos y lucharemos por nuestros derechos, y esperamos que cada vez más el mundo comprenda que nuestras vidas importan y que los pueblos indígenas quieren y necesitan y exigen una vida plena y pacífica.

10) ¡Brasil es una tierra indígena! ¡La Madre de Brasil es indígena!

Durante 521 años han estado tratando de borrar la ancestralidad indígena de esta tierra que llamaron Brasil. Pisamos este terreno antes que los demás. Cuidamos este suelo, damos forma a estos bosques, adoramos la ancestralidad milenaria de este territorio. ¡Y no importa cuánto intenten esconderse, nunca lo lograrán, porque somos muchos, somos fuertes y estamos orgullosos de nuestra historia!
Imagen/FotoMovilización en Brasilia de los pueblos indígenas. Créditos: Matheus Veloso. APIB
Traducción: Brasil de Fato.

Fuente (de la traducción): https://www.brasildefato.com.br/2021/08/27/10-mensajes-de-los-pueblos-indigenas-de-brasil-al-mundo

Fuente (del original): https://apiboficial.org/2021/08/25/10-mensagens-dos-povos-indigenas-do-brasil-para-o-mundo/


https://rebelion.org/10-mensajes-de-los-pueblos-indigenas-de-brasil-al-mundo/



El crecimiento de la migración climática en India hace que aumenten los casamientos de niñas


La tormenta que asoló todo había tocado tierra con vientos de una velocidad de 219 kilómetros por hora cerca de la aldea de Mitali en el estado de Odisha, en la costa oriental de India , dejando a su paso a 3,7 millones de hogares destruidos.

Por más lamentable que fuera esta choza de barro, era el único lugar seguro que la niña había conocido, y era un lugar donde, desde su nacimiento, recibía el apoyo de toda la comunidad.

Los campos de arroz se habían convertido en estanques de agua de mar. El padre de Mitali, un jornalero agrícola, no tendría trabajo durante un año hasta que los monzones se llevaran la sal de las tierras de cultivo.

Su familia de cinco integrantes, sus padres y dos hermanos mayores, tomaron un préstamo local con altos intereses y emigraron al centro urbano más cercano, Bhubaneswar, la capital del estado y una de las ciudades más antiguas del país y con varios templos muy populares para el hiunduismo.

Todo esto ocurrió en 2013.

Cuando IPS conoció a Mitali Padhi, ella tenía 19 años y un bebé de tres meses en sus brazos. La frágil joven cuenta que lo está amamantando y que se siente extremadamente débil.

“Le conseguimos una bebida de proteínas, pero no le gusta”, interviene la madre de Mitali, Pravati Padhi, de 50 años.

Nos paramos entre dos filas paralelas de chozas de ladrillo y asbesto de una habitación que la familia Padhi construyó y a las que se mudó después del superciclón Fani en 2019. Este ciclón, descrito como el peor desde 1999, diezmó su choza de pequeñas paredes de barro cubiertas con láminas de plástico que se agazapó ilegalmente contra el muro del recinto de una universidad, desplazando a la familia por segunda vez en pocos años.

El padre de Mitali ahora maneja un tuk tuk, un mototaxi de tres ruedas, pero es “vago, malhumorado y sus ganancias son irregulares”, según su esposa.

Después de dejar su aldea en 2013, la carga de mantener a sus tres hijos recayó en ella, dice a IPS. Desde entonces, vende bocadillos picantes en el arcén de la carretera y gana unos 10 dólares por día.

Una vez instalados en la ciudad, Mitali, entonces de 11 años, pasó a ocuparse de hacer la comida de la familia. Luego del almuerzo, ayudaba a Pravati a extender los puri (pan) inflados y a freírlos crujientes mientras su madre preparaba el relleno de papa hervida y agua picante de los populares bocadillos.

En una pésima situación financiera una vez más después del ciclón de 2019, Pravati decidió casar a Mitali. Significaría una boca menos que alimentar “y el joven ganaba bien”.

“Estábamos consumiendo nuestros ahorros después de la tormenta. Mi hija ya era ‘madura’ (había alcanzado la pubertad), no estaba en la escuela, y cuando yo estaba fuera de casa vendiendo, y ella estaba sola, chicos jóvenes de nuestro pobre barrio intentaban charlar con ella, entrar a la casa”, dijo a IPS la madre, justificando el matrimonio de la adolescente.

Pronto Mitali quedó embarazada, con apenas 18 años.

“Me hubiera gustado aprender a coser, ganar dinero y casarme solo a los 22 años”, dice a IPS.

La familia es un ejemplo de personas cada vez más vulnerables afectadas por los desastres del cambio climático.

“A medida que los desastres climáticos aumentan en Odisha, hay sequía en la parte occidental, ciclones en la región costera e inundaciones en más de la mitad de sus 30 provincias”, dijo a IPS Ghasiram Panda, gerente de programas de la organización internacional de desarrollo ActionAid.

Detalló que “debido a la pobreza, debido a su fragilidad, existe preocupación por la seguridad (de las comunidades vulnerables). Estamos viendo una tendencia creciente de que las niñas se casan antes de los 18 años”.

Esto no solo sucede en las zonas rurales.

“En los barrios marginales de la ciudad de Bhubaneswar, poblados por migrantes rurales en busca de medios de subsistencia, los matrimonios infantiles (también) van en aumento”, dice Panda.

“Si bien las familias rurales emigran a las ciudades para mejorar sus ingresos, las niñas en particular no pueden acceder a la educación, les va mal en la escuela o la abandonan, y los padres piensan que el matrimonio es la mejor salida”, añade.

Umi Daniel, directora de Migración y Educación para el Asia del Sur de la organización internacional en defensa de la infancia Aide et Action, dice que los niños se ven afectados negativamente porque “una cuarta parte de toda la población migrante (desde Odisha a los hornos de ladrillos) son niños”.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en India, los migrantes internos representaron aproximadamente el 20 por ciento de la fuerza laboral del país en 2017, lo que actualmente equivale a 100 millones de personas.
757122 Una niña preadolescente que migró con su familia a las inmediaciones de un horno de ladrillos en el estado indio de Telangana, después de que la sequía azotara su provincia natal, Bolangir, en el estado de Odisha. En la imagen, cuida a su hermano mientras sus padres trabajan. Foto: Cortesía de Umi Daniel

En todo el mundo, aproximadamente uno de cada 45 niños está en movimiento. Casi 50 millones de niños y niñas han migrado a través de las fronteras o han sido desplazados de manera forzosa dentro de sus propios países, estimó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en 2017.

Los eventos relacionados con el clima y sus impactos ya están contribuyendo significativamente a estas cifras asombrosas, y son 14,7 millones de personas que enfrentan el desplazamiento interno debido a desastres relacionados con el clima solo en 2015.

El promedio anual desde 2008 está aumentando y ahora en 21,5 millones equivale a casi 2500 personas desplazadas cada día.

Debido al cambio climático, 27 de los 37 estados de la India son ahora propensos a los desastres.

Aproximadamente 68 por ciento de la tierra cultivada es vulnerable a la sequía, 58,6 por ciento de la superficie terrestre es propensa a terremotos, 12 por ciento a inundaciones, 5700 kilómetros de la costa son propensos a ciclones y 15 por ciento del área es susceptible a deslizamientos de tierra, según la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres de India.

“Mitali es incluso una afortunada”, dijo a IPS Gitanjali Panda, un activista comunitario de un centro local para el desarrollo de la mujer y el niño.

Otra niña migrante interna, “se enamoró” y se fugó con un niño cuando tenía 15 años, recuerda Panda. El enamoramiento se desvaneció en un año, y la familia la recuperó, pero la casó apresuradamente con otro hombre.

Panda visita con frecuencia el barrio pobre y dice que la joven, madre de un niño de cinco años a los 21, se había quejado de un dolor de estómago insoportable. Ella abortó a su segundo hijo. Luego, el médico diagnosticó un “útero agrietado”, como consecuencia de una caída durante su primer embarazo a los 16 años.

Según la experiencia de Daniel, los niños son “entidades invisibles”, ni siquiera cuentan. Siempre se considera que la migración en India está dominada por los hombres. “El gobierno ni siquiera (reconoce) que las familias están migrando, y mucho menos formulan políticas migratorias a favor de los niños”, considera.

Daniel ha trabajado en la migración y los derechos del niño durante tres décadas, dirigiendo el Centro de Información y Recursos sobre Migración (MIRC, en inglés) de Aide et Action en Bhubaneswar.
Imagen/Foto Un adolescente toma un descanso del trabajo que realiza junto a su padre: la extracción de ladrillos del horno, que luego apila para ser transportados en el estado indio de Tamil Nadu. Foto: Cortesía de Umi Daniel

Las familias de desplazados internos viven en hileras de chozas provisionales junto a hornos de ladrillos en las áreas suburbanas donde se congregan. En estos habitáculos precarios, sin puertas y con solo un sari roto colgando en la puerta para mayor privacidad, los niños pueden ser golpeados y obligados a realizar trabajo forzoso, pero las niñas son “muchas veces más vulnerables”, dice Daniel.

Las niñas y mujeres enfrentan “amenazas desproporcionadas a su seguridad y los derechos humanos más básicos”, concuerda Ghasiram Panda de Action Aid. Son, con demasiada frecuencia, “las víctimas silenciosas de los desastres climáticos”.

Los gobiernos rara vez consideran sus necesidades y vulnerabilidades específicas, señala.

“Las violaciones son frecuentes”, dijo Daniel a IPS.

El MIRC tomó un caso en el que tres niñas menores de edad fueron violadas frente a sus padres en un horno de ladrillos por el dueño del horno, que se encontraba ebrio, y sus amigos. Eran de Karimnagar en el estado de Telangana, que es un destino de migrantes por desastres climáticos. MIRC tardó entre cinco y seis años en un tribunal de vía rápida para llevar ante la justicia a los culpables más ricos.

A medida que el desplazamiento climático y la migración interna aumentan con desastres naturales más intensos que impactan a los más pobres, Daniel dice que las organizaciones sociales sin fines de lucro están implementando soluciones, pero que “necesitan urgentemente el apoyo de parte de los gobiernos”.

Entre la desesperanza, hay historias de éxito.

Hace una década, el MIRC de Aide et Action comenzó a buscar voluntarios jóvenes de las provincias de origen de los migrantes de la India para ir a los lugares de destino y enseñar a los niños migrantes en su dialecto local en los propios puestos de los hornos.

Inicialmente, los propietarios de los hornos se negaron a permitir estos centros de aprendizaje informales.

“Ahora están aportando dinero ellos mismos porque ven que la producción de las mujeres aumenta cuando se atiende a sus hijos, desde adolescentes hasta bebés”, dice Daniel.
Imagen/Foto Un centro de aprendizaje en un puesto de hornos de ladrillos en el estado indio de Odisha, donde niños y adolescentes participan de manera creativa, mientras sus padres fabrican los ladrillos. Foto: Cortesía de Umi Daniel

Las escuelas gubernamentales a menudo permiten dos aulas para estas clases de enseñanza informal. Cuando los hijos de los migrantes regresan a casa durante los cuatro meses de siembra de arroz, de agosto a noviembre, pueden continuar sin problemas con sus estudios.

“En estos 10 años, pudimos llegar a 30 000 niños con esta instalación. Comenzamos con solo 250”, asegura Daniel.

Sin embargo, Ghasiram Panda plantea que se necesita hacer mucho más.

“Fortalecer el sistema gubernamental para que sea más sensible a los problemas de los niños, vinculando a los jóvenes (migrantes) para que se reintegren y utilicen plenamente los planes destinados a su beneficio, es el enfoque principal de ActionAid ahora”, sentencia.

Este artículo fue elaborado con el respaldo del Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo Económicos de Alemania.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

T: MLM / ED: EG

Fuente: https://ipsnoticias.net/2021/08/cuanto-mas-aumenta-la-migracion-por-desastres-climaticos-en-india-mas-ninas-son-casadas/


https://rebelion.org/el-crecimiento-de-la-migracion-climatica-en-india-hace-que-aumenten-los-casamientos-de-ninas/



La mejor receta para que se te pase ser neoliberal es tener responsabilidades


Lo de “no hay que intervenir en la economía”, los asustaviejas de “no hay que darle a la maquinita del dinero” o “es un desastre que el Estado se endeude” están muy bien para Twitter, para que los liberales pop se hagan vídeos de YouTube o, incluso, para cuando estás en la oposición y tus propuestas económicas no tienen ningún tipo de consecuencia real sobre la vida de las personas y lo único que buscan es conseguir que te aplaudan unos cuantos palmeros que no entienden muy bien las consecuencias de tus propuestas o los que están en ese pequeño porcentaje de la población a la que sí le convienen las medidas de corte neoliberal.

La “destrucción creativa” de Joseph Schumpeter (que en resumen quiere decir que en una crisis se tiene que dejar quebrar a las empresas y no ayudar a la población porque argumentan que de esas cenizas y ese hambre saldrá una economía mejor), defendida por los economistas liberales con muchos seguidores, está muy bien para conseguir retuits, pero si cualquier presidente de Estado o ministro las hubiera aplicado en esta crisis del covid habría sido tachado, y con razón, de sociópata. Por eso, desde Trump a Boris Johnson, desde la Reserva Federal Estadounidense al Banco de Inglaterra, pasando por todos los gobiernos de todos los colores y sus respectivos bancos centrales, las medidas que se han aplicado contra esta crisis han sido expansivas en el gasto público y de intervención de la economía.

La cosa cambia mucho cuando tus decisiones tienen consecuencias sobre millones de personas. Cuando te enfrentas a una crisis económica y tus actos tienen efectos reales sobre la economía, las empresas y la vida de las personas, la cosa cambia, sobre todo si esas personas son las que te votan o esas empresas son las que te rodean. Sobre esto último, es muy paradigmático el caso de Christine Lagarde. Cuando estaba al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), a Lagarde nunca le tembló el pulso en aprovechar su posición para exigir a los países del sur que liberaran más su economía, en prohibir que los gobiernos intervinieran en ella y promover el recorte en gasto social y todo el presupuesto en general. Pero ahora, al frente del Banco Central Europeo (BCE), Lagarde ha aumentado en cantidad y estirado en el tiempo los estímulos, intervenido los mercados de deuda pública con sus ingentes cantidades de compra (darle a la maquinita del dinero, como dicen algunos) y aplaudido las medidas expansivas y de gasto que han realizado la práctica totalidad de los países. Aplicar neoliberalismo para los pobres del sur, aplicar intervencionismo y keynesianismo para los amigos del norte.

Luís de Guindos, ha concedido una entrevista donde podemos ver cómo queda muy poco de aquellas recetas austericidas (por el momento) y nada de los mantras neoliberales

Pero hoy dejo de lado el caso de Lagarde para centrarme en el que ahora se sienta a su lado. El vicepresidente del BCE y exministro de Economía, Luís de Guindos, ha concedido una entrevista a El Confidencial, el mismo día que otro medio anuncia que el exministro forma parte de los planes de Pablo Casado para su próxima candidatura a presidente, donde podemos ver cómo queda muy poco de aquellas recetas austericidas (por el momento) y nada de los mantras neoliberales que, como hemos dicho, solo los pueden predicar economistas sin ninguna responsabilidad y/o sociópatas. Veamos qué ha dicho De Guindos cuando le preguntan por las medidas tomadas por el BCE y el resto de gobiernos.

“Las medidas han sido adecuadas”

El exministro es preguntado por las medidas tomadas por los gobiernos para amortiguar la crisis. Tras enumerar las garantías públicas para continuar con el flujo del crédito (los préstamos ICO avalados por el Estado en el caso español), las moratorias a los pagos y los ERTE, De Guindos no duda en decir que esas “medidas han atemperado la crisis”. O sea, De Guindos reconoce que intervenir el mercado financiero avalando a empresas, intervenir a los bancos y a los propietarios de viviendas y locales para obligar a ofrecer moratorias o gastar dinero público para evitar despidos ha estado bien, que estas medidas han sido adecuadas y han funcionado.

“Los ERTE han sido también muy efectivos”

Es curioso que el ministro que estuvo a los mandos de Economía cuando el Partido Popular impuso la reforma laboral como “paliativo” para la anterior crisis, ahora diga que los ERTE hayan sido “muy efectivos”. Hemos pasado de abaratar y facilitar el despido a ofrecer una herramienta financiada con gasto público para dar una alternativa al despido, lo cual no tiene mucho de neoliberal. Está claro que cuando la anterior crisis también hubo un eje norte-sur, pero aquella vez dentro de una Europa con los halcones y Alemania machacando a los PIIGS, aplicar medidas neoliberales era algo aceptable e, incluso, puntos extras para un alumno aventajado que acabó ganándose su puesto actual.

“El aumento de la deuda ha sido inevitable, la alternativa habría sido peor”

Es muy casual leer a liberales en redes decir que los países no se deberían endeudar más, que no se debería “imprimir” más dinero para comprar esa deuda y que se tienen que bajar los impuestos. También es muy casual que si les preguntas cómo se financia entonces la salida de la crisis no sepan contestar. La deuda y el control del déficit eran las espadas de Damocles en las políticas económicas impuestas por Europa a los países del sur del continente en la anterior crisis. Pero ahora la cosa ha cambiado, esta crisis ha afectado también a Alemania y ponía en peligro todo el sistema económico mundial, en el norte y en el sur. Su principal consecuencia fue la suspensión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Europeo, o sea, los Estados no tenían límite en su déficit y su endeudamiento.

Por eso, alguien con responsabilidades en la inyección de dinero y en el endeudamiento público como De Guindos, ahora admite que el aumento de la deuda “ha sido inevitable” y que “la alternativa habría sido peor”. Ojalá De Guindos hubiera pensado lo mismo cuando recortaron 20.000 millones de euros en Sanidad y Educación u ojalá lo hubieran llevado a cabo cuando la Comisión Europea y el Eurogrupo (donde estaba De Guindos) machacó a Grecia usando ese Pacto que ahora han apartado de un plumazo.

Se puede ser muy neoliberal en la teoría y en las redes sociales, pero saber de sobra que la única manera de capear una crisis es mediante políticas anticíclicas públicas

“Se debe evitar una retirada prematura de los estímulos”

Otro perfil que te puedes encontrar en redes sociales es el de ese que dice que lo de “darle a la maquinita del dinero” es algo que solo hacen comunistas, venezolanos y Eduardo Garzón. Desde 2012, el BCE no ha parado de inyectar euros en la economía, bien mediante compra de deuda pública en los mercados secundarios (o sea primero los bancos la compran y el BCE se la compra a ellos para que se saquen su comisión) o comprado bonos de grandes empresas a tipos bajos (que no deja de ser otro tipo de rescate e intervención en las empresas). Esos estímulos no han hecho más que crecer y alargarse en el tiempo en esta nueva crisis y, según ha explicado De Guindos, todavía no se van a retirar. Se puede ser muy neoliberal en la teoría y en las redes sociales, pero saber de sobra que la única manera de capear una crisis es mediante políticas anticíclicas públicas, o sea gastar más para sostener la economía, y que eso solo se puede realizar mediante la inyección de dinero y el endeudamiento de los países.

Los bancos se salvan gracias a la intervención pública

En la entrevista le preguntan si teme que este incremento de la deuda pública “vuelva a poner sobre la mesa el vínculo del riesgo soberano y la banca”. De Guindos explica que al comienzo de la crisis esa era una de las principales preocupaciones del BCE, pero que “gracias a las actuaciones de política presupuestaria, las moratorias, las garantías públicas y la liquidez que hemos dado a los bancos”, se ha conseguido que “la ratio de morosidad ha seguido reduciéndose, no ha afectado a los balances bancarios y no ha habido un corte del crédito, que hubiera agravado la situación económica”. Vamos, que hemos salvado sus balances y negocios a base de intervención pública y de “la maquinita del dinero”. El mantra de la anterior crisis de “solo se han rescatado cajas de ahorro”, como si la quiebra de esas cajas no hubiera arrastrado a todo el sector y hubiera hecho quebrar a sus acreedores, bancos alemanes y franceses principalmente, ahora se desvanece y el liberal de De Guindos no puede más que reconocer que las políticas presupuestarias y la inyección de dinero ha salvado al sistema financiero.

Solo está de moda durante las crisis

“Una vez que pase la pandemia y sus efectos, los países se van a encontrar con una situación en la que el déficit ha crecido y, más importante, con mucha más deuda pública”. Así anuncia De Guindos en la entrevista que, una vez superada la crisis y volvamos a niveles económicos prepandemia, volverá a entrar en vigor el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Lo que se traducirá en exigencias de recortes en los presupuestos, congelación de pensiones y posibles subidas de impuestos indirectos y sobre la renta, tal y como se nos exigió en la anterior crisis y el propio De Guindos, junto a Rajoy y Montoro, aplicaron como buenos alumnos aventajados.

Puede que muchos de esos neoliberales de salón y YouTube contestarán a este artículo diciendo que “el BCE ni ningún banco central es liberal porque intervienen en la economía” o que “De Guindos no es liberal porque el PP no es liberal”. Para esos perfiles, nunca se es suficientemente liberal cuando las cosas no salen bien o cuando un liberal con responsabilidades choca con la realidad y deja de serlo. Pero, repito el argumento inicial, la única diferencia entre los liberales pop de redes y De Guindos, es que el segundo tiene que ser consecuente con sus decisiones, no se quedan en simples tuits para que tus fans le den al like. Eso y que los sociópatas y/o que no tienen poder de acción puede que tengan muchas visualizaciones en YouTube o entren en listados de “economistas influyentes”, pero no suelen llegar a puestos de verdadero poder e influencia.

@EconoCabreado

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/luis-de-guindos/mejor-receta-para-pase-ser-neoliberal-tener-responsabilidades
https://rebelion.org/la-mejor-receta-para-que-se-te-pase-ser-neoliberal-es-tener-responsabilidades/


El futuro del PSOL en juego



El Partido Socialismo y Libertad (PSOL) celebrará su 7º Congreso Nacional los días 26 y 27 de septiembre. Miles de afiliados ya participaron en la etapa municipal/estatal del evento y otros miles lo harán en las próximas semanas. Se espera que unos 30 mil afiliados asistan a la votación de las tesis en litigio.

El futuro del PSOL está en cuestión en un momento crucial de la historia del país, en el que un gobierno genocida con pretensiones golpistas sigue en el poder. Entre otras cosas, los afiliados definirán si el partido se coloca como un instrumento útil para derrotar a Bolsonaro en las luchas y elecciones, defendiendo la construcción de un frente de izquierda. O si, por el contrario, optará por la línea del aislamiento, priorizando las diferencias dentro del campo de la izquierda, en lugar de favorecer la unidad antifascista.

Un poco de historia


Fundado en 2004, el PSOL supo mantener la bandera y el programa de la izquierda socialista en pie cuando el PT optó por gobernar en alianzas con sectores de la burguesía y la derecha, renunciando al proyecto de transformación estructural del país. Correctamente, el partido no entró en los gobiernos de Lula y Dilma, preservando durante todo este período una postura coherente y combativa en defensa de los intereses de los explotados y oprimidos.

Pero cuando la derecha y la burguesía decidieron derrocar a Dilma Rousseff, para aplicar un programa de destrucción de las conquistas sociales y democráticas de la clase trabajadora, el PSOL no flaqueó y cerró filas en la lucha contra el golpe parlamentario y el proceso reaccionario desencadenado desde 2015. El partido se enfrentó al golpe en las calles y en el Congreso, denunciando sus objetivos nocivos para el pueblo, así como sus instrumentos autoritarios, como el Lava Jato dirigido por el ex juez Sergio Moro.

Enfrentando al gobierno de Bolsonaro, sin abandonar el programa anticapitalista y la defensa de los intereses inmediatos de la clase trabajadora en todas sus expresiones -la antirracista, la feminista, la LGBTQIA+, la indígena, la sindical, la ecologista, por la vivienda, por la tierra para sembrar, entre tantas otras-, el PSOL ha crecido y se ha fortalecido. En esta batalla contra el neofascismo, el partido perdió a Marielle Franco, ejecutada por milicianos en Río de Janeiro en 2018.

En los últimos años, el partido, además de conseguir nuevos puestos parlamentarios, ha aumentado considerablemente el número de afiliados y de militantes orgánicos. El PSOL también tuvo, en este período, una importante conquista política con la entrada de Guilherme Boulos, uno de los principales líderes de la izquierda brasileña actual, y de muchos otros militantes del MTST, uno de los movimientos sociales más relevantes y combativos del país.

Participando activamente en las principales luchas sociales, como la batalla contra la reforma del bienestar y la reforma laboral, el Ele Não, Vira Voto en la 2ª vuelta de las elecciones de 2018, el Tsunami Educativo, los actos antirracistas y la campaña Fora Bolsonaro, y presentándose como alternativa de izquierdas en las elecciones, el PSOL ha avanzado. El partido, que aglutina varias corrientes internas e independientes, con programas, políticas y estrategias no siempre coincidentes, tiene límites y problemas que hay que superar. Pero el balance político general, como puede verse, es positivo.

La batalla decisiva: el frente único de la izquierda para las luchas y las elecciones


Es importante destacar que el PSOL no es suficiente. A pesar de su crecimiento, sigue siendo un partido minoritario en la izquierda brasileña y entre la clase trabajadora. En este peligroso momento de la historia de Brasil, en el que un presidente fascista declara abiertamente sus planes golpistas, nada es más importante que derrotar a Bolsonaro en las calles y en las elecciones. Para ello, es clave construir la unidad de la izquierda, materializada en el frente de partidos (PSOL, PT, PCdoB, PCB, UP, PSTU) y movimientos sociales (sindicalistas, negros, feministas, LGBTQI, sin techo, sin tierra, indígenas, ecologistas, estudiantiles, entre otros).

Este Frente Único de Izquierda, que organiza la Campaña Fora Bolsonaro, fue fundamental en la realización de los últimos cuatro grandes actos nacionales contra el gobierno genocida. Frente a la actual campaña golpista de Bolsonaro, es necesario mantener y avanzar en la batalla en las calles, no permitiendo que el bolsonarismo recupere protagonismo. El 7 de septiembre es necesario volver a las calles con peso, demostrando que la mayoría del pueblo quiere el fin de este gobierno de muerte y no acepta las amenazas golpistas.

Sin embargo, la unidad de la izquierda no puede limitarse a organizar la lucha por la salida de Bolsonaro. Es necesario construir un poder alternativo, que presente un proyecto de transformación social del país de y para los explotados y oprimidos. Por ello, consideramos que el PSOL debe defender la unidad de la izquierda y de los movimientos sociales también en las elecciones.

Lula, por su fuerza con la clase trabajadora y el pueblo pobre, es el nombre más adecuado para ser el candidato a presidente por un frente de izquierda. El expresidente es visto por la mayoría del pueblo trabajador como la alternativa para derrotar a Bolsonaro, tanto que lidera todas las encuestas electorales. Lo reconocemos y valoramos, pero no estamos de acuerdo con la política de alianzas del líder del PT, que pretende, una vez más, coser acuerdos con sectores del centro y de la derecha tradicional. Sabemos que estas mismas alianzas en los gobiernos petistas bloquearon los cambios estructurales y abrieron las puertas al golpe de la derecha. Solo hay que recordar que Michel Temer era el vicepresidente de Dilma Rousseff.

Por estos factores, consideramos que el PSOL debe aprobar en su Congreso la lucha por el Frente de Izquierda para las luchas y las elecciones, sin alianzas con la derecha y con un programa para revertir la herencia del golpe y en defensa de transformaciones sociales y económicas estructurales. Optar por el aislamiento, como quieren algunos sectores del partido, que defienden que el PSOL debe lanzar su propia candidatura a la presidencia, provocará muy probablemente un grave retroceso del partido. Priorizar ahora la crítica al PT, en lugar de centrarse en la lucha unida contra el neofascismo, significará aislar al partido de los sectores más conscientes de la clase obrera y la juventud, que quieren acabar con el gobierno de Bolsonaro. Las críticas a la política de alianzas de Lula y a los límites de su programa, pueden y deben hacerse, pero tienen que estar vinculadas a la lucha sincera y activa por la unidad de la izquierda para derrotar a Bolsonaro.

En este momento, el mayor desafío del PSOL es seguir siendo útil en la lucha contra Bolsonaro en una coyuntura de agravamiento de la crisis política y social. Construyendo el Frente de Izquierda, el PSOL ampliará su espacio de diálogo con los trabajadores y la juventud, incluso para presentar su programa de transformación socialista del país y avanzar en la construcción del propio partido.

Rechazar el camino del aislamiento y hacer del PSOL un instrumento útil para derrotar a Bolsonaro, batallando por la unidad de la izquierda sin renunciar a su independencia y programa, son los mayores desafíos del partido en su 7º Congreso Nacional.

Fuente: https://jacobinlat.com/2021/08/27/el-futuro-del-psol-en-juego/
https://rebelion.org/el-futuro-del-psol-en-juego-2/


“He buscado un balance entre escribir sobre nuestro pasado lejano y cercano mediante una narrativa que integre la ficción a los hechos históricos”


José E. Muratti Toro (Mayagüez, Puerto Rico) es historiador, docente e investigador, adscrito a la Universidad Carlos Albizu. Además, es ensayista, poeta, novelista, traductor, documentalista cinematográfico, productor y autor teatral. Muratti Toro ostenta un grado de Bachillerato en Humanidades de la Universidad de Puerto Rico (B.A.), una Maestría en Educación (M.Ed.) de CUNY, realizada en su Centro de Estudios Graduados. Realizó estudios doctorales en Sociología en SUNY-Stony Brook, y en Historia de Puerto Rico y el Caribe (Ph.D., 2017) en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Muratti Toro fue miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Industriales y presidió el P.E.N. de Puerto Rico Internacional. José es autor de, entre otros trabajos creativos: La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos (Cuentos, 2012), En la punta de los dedos (Poemario, 2013), Utopías descifradas (Poemario, 2014), La ruta de la seda… de tu piel (Poemario, 2015) y Mensajeros de los Dioses (Novela, 2017).Muratti Toro ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – En el 2020 se publicó El Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Es el primer volumen de una obra que contiene un segundo volumen titulado Historiografía, historicismo y rescate de lo invisible: Reflexiones sobre el acercamiento teórico al Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. ¿De qué trató o tratas en estos dos volúmenes de trabajo investigativo? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

José E. Muratti Toro (JEMT, en adelante) – En primer lugar, muchas gracias por la entrevista. El texto de referencia es la adaptación para libro de mi tesis doctoral del mismo título (Volumen I) para el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. El segundo tomo recoge mis reflexiones sobre el Historicismo como teoría de acercamiento a dos autores contemporáneos entre sí que escribieron sobre el Caribe en el contexto histórico de la Revolución de las Trece Colonias. El último libro de Barbara Tuchman, ganadora de dos Pulitzers, se titula The First Salute, y trata sobre la primera vez que una nave de guerra, con la nueva bandera de las Trece Colonias, recibió un saludo oficial en el puerto de Sint Eustatius, una colonia holandesa entre Anguila y St. Kitts. Esta servía de puerto de contrabando para los imperios europeos con colonias en el Caribe. El saludo le confirió a las colonias en rebelión, el estatus de nación entre naciones con presencia en el Caribe.

El historiador cubano Herminio Portell Vilá publicó Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España, Tomo I en 1938, y Los otros extranjeros en la Revolución Norteamericana, en 1978. En ambos libros, Portell pormenoriza la relación de las Trece Colonias con España y el Caribe previo a la Revolución y relata el rol que jugaron ambas en la Guerra de Independencia. A pesar de que Portell emigró a Florida tras la Revolución Cubana y su biblioteca fue destruida por los milicianos, en los documentos que pudo retener y publicaciones posteriores, el historiador denunció la invisibilización del Caribe y España en dicha guerra por parte de los historiadores y agencias gubernamentales estadounidenses.

Mi acercamiento a estos hechos históricos fue el tema de disertación sugerido por mi director de tesis, el Dr. Jorge Rodríguez Beruff. El mismo pretendió demostrar lo denunciado por Portell mediante un análisis del historicismo como marco teórico que asigna un (o el) significado de los eventos de acuerdo al lugar y momento histórico en que tienen lugar. La historia narrada (o documentada por cada una de las sociedades en conflicto), las corrientes filosóficas que influyen en las ideologías de los protagonistas de dichos eventos, las condiciones económicas, políticas y militares que dan paso a las acciones por dichos protagonistas, y el significado que tienen dichas acciones en el continuo de la historia, permiten entender tanto por qué ocurrieron dichos acontecimientos y no otros, así como el rol que habrían de jugar en el recuento sobre el pasado de cada sociedad o nación. En el contexto de dicho análisis, el historicismo confronta el positivismo de uno de sus principales exponentes, Leopold von Ranke. Su aserción al efecto de que la historia es “lo que realmente ocurrió“ domina la narrativa de Barbara Tuchman para describir los hechos históricos, sin tomar en consideración los aspectos ideológicos, económicos y contextuales que influyeron en los acontecimientos que tuvieron lugar. Portell, por su parte, adoptó una posición que podríamos catalogar de ideológica de confrontar la actitud imperialista de los Estados Unidos al relatar su historia, a pesar de que abrazó el rol histórico de la potencia norteamericana frente a la Revolución Cubana, que él prefirió rechazar y lo llevó a exiliarse precisamente en los Estados Unidos.

El segundo volumen, Reflexiones sobre el acercamiento teórico al Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, contrasta las corrientes teóricas basadas en los planteamientos filosóficos de Giambattista Vico, Friedrich Hegel, Georges Lefebvre, R.G. Collingwood y Walter Benjamin, y pretenden insertar los roles de la ideología, y el discurso (inevitablemente ideológico) elaborado por Michel Foucault, en la reconstrucción del pasado desde la perspectiva moderna. Este tomo también referencia el rol de la literatura en la narrativa histórica, sin entrar en el determinismo que cataloga la historia como una disciplina de la literatura, según ha planteado el posmodernismo.

– WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a El Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño y su memoria personal o no de/ con lo caribeño o no dentro de Puerto Rico y Estados Unidos?

JEMT – Uno de los efectos que ha tenido esta investigación en mi rol como investigador, docente y ensayista, es mi disposición a distanciarme de ciertos cánones ideológicos al momento de mirar hacia el pasado, así como a los acontecimientos presentes, comprensibles en gran medida, por la forma en que han sido influenciados por las ideologías. El uso del materialismo-histórico como herramienta para comprender el pasado resulta ineludible e indispensable para deconstruir el actual sistema-mundo, así bautizado por Immanuel Wallerstein, como normalizador de una ideología más prevalente y determinante que la tradicional dicotomía socialismo/capitalismo y derecha/izquierda.

Las democracias liberales del sistema-mundo occidental se apropiaron de una serie de iniciativas consideradas “socialistas” por sus opositores cuando fueron introducidas y posteriormente establecidas. A la vez que países socialistas como China y Vietnam han adoptado modelos de producción capitalista para complementar su control de los bienes de producción por parte del estado. En este contexto internacional cobra pertinencia el planteamiento de Max Weber sobre el rol del carisma como catalizador y, en algunos casos, detonante de los movimientos que determinan quién llega a ostentar el poder, con sus efectos usualmente nefastos para su sociedad o nación. Algunos ejemplos de la aspiración y obtención del poder por el poder mismo, partiendo y ejerciendo el poder desde la personalidad y el carisma, van desde Julio César, Genghis Khan y Pedro I de Brasil, hasta Mussolini, Hitler y Trump, a pesar de la lascivia por el vil metal de este último.

Desde esta perspectiva mi acercamiento a la realidad puertorriqueña como nación caribeña frente a su relación con los Estados Unidos, es fundamentalmente materialista-histórica pero, a la vez, crítica de la ausencia de una definición operacional de la soberanía y la indispensable auto-sustentabilidad de las fuerzas que combaten la relación colonial de nuestras islas-naciones del Caribe con el imperio estadounidense. La aparente inhabilidad de nuestras sociedades y naciones de defender nuestros propios intereses y los de nuestros ciudadanos, obedecen en gran medida a la dependencia que fomenta el colonialismo y las consecuentes luchas fratricidas que impiden un desafío amplio y coherente ante el poder imperial. De igual forma, resulta ineludible reconocer que aún cuando se tiene plena consciencia del dominio mediante los mercados de la opinión y la política pública, incluso durante una etapa poscolonial, resulta sumamente difícil descolonizar la conceptualización del desarrollo y el crecimiento, para idear y formular procesos conducentes a la autosuficiencia.

Desde el punto de vista de escritor, me provoca escribir ficción que revele o desenmascare las contradicciones de nuestros conceptos de libertad condicionada, sin depender de tratados y ensayos historiográficos reservados para la academia que no le resultan pertinentes a una sociedad incrementalmente subyugada a las comunicaciones mediáticas enfocadas en el mercadeo y el consumo.

– WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona, docente, investigador y escritor con su época actual en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

JEMT – Un poco como extensión de mi respuesta a la pregunta anterior, considero que mi madurez como persona, docente, investigador y escritor me ha distanciado bastante de las corrientes de análisis crítico de nuestra realidad política y económica, y de las vertientes ideológicas que delimitaron el discurso anticolonial de mediados de los siglos XIX y XX. He llegado a la conclusión, lo cual me ha ganado enemigos y detractores, de que de la misma forma que el sistema-mundo se ha reinventado para neutralizar, cooptar y deslegitimar muchas de las exigencias de justicia social de nuestra condición colonial y de marginación económica, quienes aspiramos a transformar dicho sistema necesitamos reinventarnos en nuestros planteamientos y alternativas para un futuro alterno. No es posible hablar de desarrollo económico sustentable sin hablar de empresarismo y, por lo tanto, de propiedad privada, en cuyo caso necesitamos reconstituir el estado, paradójicamente, en armonía con políticas tales como “El Nuevo Trato” de Franklin Delano Roosevelt, que establecieron procesos, sistemas y agencias para reducir, aunque si pretender eliminar, la disparidad de recursos y la injusticia social.

Necesitamos pactar con el sector privado qué tipo de desarrollo económico queremos y podemos establecer en un estado soberano que resulte provechoso para ambas partes. Esto implica que ambas partes necesariamente tendrían que ceder parte de sus prerrogativas y expectativas de desarrollo y crecimiento. De igual forma, me parece indispensable realizar un nuevo tipo de educación política que combata el tribalismo entre quienes aspiramos a una sociedad y futuro post neoliberal, de suerte que podamos vencer en primer lugar la lucha fratricida de quienes aspiramos a ese futuro alterno para poder vencer al poder económico y político que ha fomentado y se ha lucrado de la corrupción durante los pasados siglos, para crear una sociedad equitativa y justa.

En cuanto a mi obra, podemos decir que mis artículos y ensayos de fondo, pretenden plantear estas alternativas como punto de partida para un diálogo desamarrado de preconcepciones metodológicas de lucha aunque sin renunciar a sus lecciones. En el contexto literario, he buscado un balance entre escribir sobre nuestro pasado lejano y cercano mediante una narrativa que integre la ficción a los hechos históricos, y escribir sobre experiencias humanas que no pertenecen necesariamente a nuestra realidad inmediata de Puerto Rico o el Caribe, sino a que podrían ocurrir en gran parte del planeta, con sus obvias salvaguardas culturales.

– WRS – José, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de docentes, investigadores y estudiantes con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico, Estados Unidos y fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de docente e investigador y vuestro trabajo escrito de interés y cruce entre Puerto Rico, Estados Unidos, América Latina y el Caribe?

JEMT – Observo dos tendencias entre docentes e investigadores contemporáneos. Hay un renovado entusiasmo por investigar el pasado, inmediato y pre-moderno o antiguo, e incluso revisitar conceptos y preceptos establecidos por la historiografía y las ciencias políticas del siglo XIX y XX. Esta nueva mirada, a mi entender, pretende tanto comenzar a descartar parte de ellos, sobre todo por sus justificaciones posmodernas fuertemente vinculadas al neoliberalismo, como con la inclinación a aflojarse un poco el cuello de la camisa de corte materialista histórico. Vemos nuevos ensayos y artículos sobre los clásicos que, un poco como el acercamiento lúdico de Sartre y Beauvoir, identifican y reconocen sus inconsistencias sin necesariamente descartar sus aciertos.

Esta actitud viene acompañada de un nuevo secularismo que le remueve la aureola y la sotana a los pensadores de los pasados dos siglos que jurábamos habían “dado en el clavo”, definido lo que se debía saber y, sobre todo, acuñado un canon del cual no era posible distanciarse sin correr el peligro de la excomunión académica e ideológica. Sin renunciar al reconocimiento del materialismo como motor de gran parte de la actividad humana, y sin caer en los positivismos y la micro-historiografía que desvirtúa causas y efectos a nivel nacional y transnacional, muchos ensayistas procuran entender hasta qué punto todavía las corrientes de pensamiento actuales siguen siendo influenciadas por credos, religiosos y seculares, y cuestionamientos filosóficos sobre una nueva exploración del ser en la era del materialismo y el consumismo epidémicos. Simultáneamente, se examina de forma crítica la insuficiencia de las herramientas que han promovido diversas corrientes ideológicas para sustentar proyecciones futuras en el plano conceptual, sobre todo si se someten al análisis riguroso de una praxis documentada, cuantificada y privilegiada como indicador fiable del desarrollo humano, económico y político, en lo prospectivo.

En cuanto a los estudiantes, tengo limitado acceso a estudiantes graduados pero a nivel de escuela superior y bachillerato, parecería que el ejercicio de la razón ha sido sustituido por el ejercicio de la medición de resultados, sobre todo los que han sido propiciados por el estado y el sector privado para favorecer el empleo y el empresarismo. No son pocos los colegas que enseñan a nivel subgraduado que batallan cada día no solo la carencia de datos e información que tal vez una generación atrás parecía incomprensible, sino la falta de curiosidad, el desinterés y la pereza por obtener un conocimiento medular incluso para las ocupaciones y profesiones a que aspiran con demasiado frecuencia como futura fuente de ingresos y no como oficio o profesión en los cuales invertir sus talentos.

Hay un tercer elemento que me parece vale la pena contemplar: el estado de anomie, acuñado por el sociólogo francés Emile Durkheim, que sufre la sociedad moderna. Más que una “ausencia de normas” como la definió la sociología tradicional, cada vez más estamos sufriendo como sociedades, como raza humana, un desajuste(dérèglement) colectivo e individual. Cada vez más las reglas que guiaban la conducta de diversos sectores se han ido flexibilizando, descartando por imprácticas o demasiado costosas, o sustituyendo por otras que obedecen a las demandas de los mercados tanto ocupacionales como de producción. Este desajuste nos ha atomizado y continuamente nos desvincula de nuestras raíces y comunidades hasta el punto de no tener un sentido de pertenencia robusto a nada que no sea nuestras individuales insuficiencias y búsqueda de gratificaciones. Esta anomie multiplica la angustia existencial que se asociaba con el cambio de siglo del XIX al XX, solo que en el presente la auto-enajenación mediante licores y drogas, se “complementa” con la dependencia psicológica del consumo y de unas plataformas de comunicación que, paradójicamente, nos distancian aún más de nuestros pares y otros significativos. A esto es necesario añadir la “universalización” y “legitimación” de la corrupción que ha convertido las reglas en escollos, en obstáculos de movilidad social y en trampas que atentan contra la libertad de acción individual que desemboca en una criminalidad sancionada, ignorada o sujeta a las probabilidades del azar y, con frecuencia, exacerba la angustia de la soledad compartida.

– WRS – Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en Estados Unidos y sus relaciones con Puerto Rico, América Latina y el Caribe en y desde Puerto Rico y Estados Unidos. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

JEMT – En el contexto de la vorágine política que han estado experimentando los Estados Unidos y Puerto Rico, he concentrado mis ensayos, artículos y comentarios en-línea, en los Estados Unidos por dos razones primordiales. Hay mucha gente mucho más conocedora que yo de nuestros procesos políticos que constantemente publican y no me parece sensato invertir tiempo en un terreno que otros ya dominan y reseñan magníficamente.

En el caso de la situación actual de los Estados Unidos, me parece importante estudiarla, analizarla y reseñarla, en parte porque mi tema de tesis me llevó a explorar muchas de las raíces de las desigualdades e injusticias que han desembocado tanto en la elección del anterior presidente, como de las condiciones que prevalecen en la nación. Pero también en parte porque los acontecimientos allá pueden tener mitigantes o catastróficos efectos acá, tanto en momentos de crisis como de cara a la relación futura de la isla con la metrópolis.

Un segundo término de Donald Trump podría haber tenido serias repercusiones dada su abierta hostilidad y prejuicio contra la isla y los puertorriqueños. De igual forma, un primer término de Joe Biden, podría dar paso al planteamiento de que la mejor o única forma de brindar “reparaciones” o compensación a la isla por 122 años de colonia, sería la estadidad que, al menos la mitad de los boricuas y la mitad de los estadounidenses, rechazarían. Por otro lado, las medidas para mitigar los efectos del Covid destinadas a Puerto Rico bajo la actual administración se anticipa no encontrarán los escollos que se confrontaron durante el pasado cuatrienio.

Pero hay una tercera razón. Además del resentimiento que tiene un segmento tal vez minoritario, pero no por eso menos significativo por la invasión y colonización de la isla por los Estados Unidos, a un sector significativo le provoca indignación su intervención directa e indirecta en todos los países de la América Latina y muchos otros por todo el mundo. Dicho esto, resulta innegable reconocer que, para gran parte de los países del planeta, los Estados Unidos representan un ejemplo de un sistema en el que supuestamente imperan las leyes y no los políticos, algo que Trump estuvo a punto de destruir. La “estatura moral” con que los Estados Unidos han combatido las dictaduras que amenazan sus intereses comerciales y militares, le han creado la impresión a gran parte de las poblaciones de dichos países que los Estados Unidos es el paraíso de libertad y democracia de que se ufana. Claro, si uno vive en una choza en Somalia, Honduras o Syria, o bajo un régimen militar o protofascista como el de Filipinas, Turquía o Egipto, la posibilidad de que una mujer somalí pueda ser electa al Congreso de los Estados Unidos o de que una hija de inmigrantes de Jamaica y la India, pueda llegar a la vicepresidencia, convierte en superficiales o irrelevantes todas las desigualdades, prejuicios y marginaciones de las minorías en los Estados Unidos. Millones de inmigrantes, aun los que provienen de los más empobrecidos países latinoamericanos, africanos o asiáticos, obtienen hogar, trabajo o establecen pequeños negocios, envían sus niñas a la escuela y, los más educados, logran acceso a prestigiosas universidades, remunerables profesiones y hasta un megáfono lo suficientemente resonante para denunciar injusticias.

Los Estados Unidos es un experimento de amplias aspiraciones y contradicciones. Las iluminadas palabras (tanto en el sentido de la transformación filosófica y política del medioevo a la modernidad como en las innegablemente justas aspiraciones de equidad y justicia de sus fundadores), que han servido de faro para el mundo dos cientos treinta y siete años después de la ratificación de su Constitución, han sido desvirtuadas, maculadas, traicionadas, tanto por su aferramiento a la esclavitud y la servidumbre como únicas formas de vida para las poblaciones no-blancas, como por su falta de escrúpulos al momento de socavar, sabotear y derrocar gobiernos, democráticos y totalitarios, por todo el mundo, para servir las exigencias de sus corporaciones y sus mercados. Ni Satanás, ni la Madre Teresa.

Ante la posibilidad de que se invalidara el discurso de los Estados Unidos a favor de la democracia liberal que ha librado del fascismo y el totalitarismo a tantos países, pero que ha mantenido a la mayoría de sus ciudadanos sujetos a la voluntad de las clases dominantes y sus intereses económicos, gran parte del mundo contuvo la respiración ante lo que sería la mayor amenaza contra la humanidad en su historia (tal vez con la excepción de la de Genghis Khan y Adolph Hitler): el fascista Donald Trump con el poder del Pentágono para imponer sus caprichos cualquier mañana, cualquier tarde, cualquier noche.

¿Qué sería de Puerto Rico bajo su poder absoluto? Desafortunadamente, y como demostraron los miembros del Partido Nuevo Progresista y tantos hispanos y boricua-descendientes desde Florida hasta la novia de Donald Trump, Jr. en California, demasiados puertorriqueños no se percataron o prefirieron ignorar la amenaza que representó Trump, no solo para los Estados Unidos sino para el resto del mundo. Ante esa apatía o ignorante endoso, me ha parecido pertinente documentar y detallar las formas y procesos en que el expresidente representaba un peligro para todo el planeta.

– WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un historiador puertorriqueño o no? O, más bien, un historiador caribeño, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

JEMT – Soy historiador puertorriqueño primero y caribeño después. Recientemente, mi tesis fue tema de discusión en la XX Jornada del Libro Caribeño de la Asociación Mexicana de Estudios Caribeños, y anticipo participar en las próximas Conferencias de la Sociedad de Estudios Caribeños y la Conferencia de Historiadores del Caribe. Sin embargo, aspiro a ampliar y profundizar en los temas de investigación sobre el Caribe que, con honradísimas excepciones, no conforman un área de investigación tan amplia como nuestro rol amerita en la trayectoria del Caribe como puente colonial y fuente de financiamiento de las metrópolis europeas y estadounidense.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en Puerto Rico y Estados Unidos?

JEMT – Esta pregunta resulta sumamente compleja. Comienzo por lo más sencillo. Desde el punto de género, soy un hombre puertorriqueño identificado con el feminismo y militante en favor de los derechos de la mujer así como de la comunidad LBGQI+. El concepto étnico es complicado. Soy lo que la hegemonía blanca llama un “mulato”, lo cual se traduce en una reservada aceptación entre la élite blanca puertorriqueña y una marcada suspicacia entre su versión estadounidense y de gran parte de Europa. Me identifico como negro en el Censo, pero reconozco que a muchos de mis pares, familiares y amistades negras, les parece una parejería de mi parte pues no me consideran como tal. El limbo es de los mestizos. Para mí, obviamente, la mirada a ambas características de mis compatriotas está matizada por mi auto-percepción y experiencia percibiendo y acotando las reacciones y actitudes de quienes han discriminado en contra de quienes lucen como yo, abierta o solapadamente durante 50 años.

El asunto “ideológico-político” es más complejo aún. Soy independentista. Dicho esto, mi análisis “ideológico” de nuestra condición colonial no está exenta de confligir con algunas de las aspiraciones de muchos independentistas y algunos soberanistas para con un Puerto Rico soberano. Creo que las herramientas de análisis tradicionales desde la perspectiva de mi generación y los colectivos que promueven la independencia siguen siendo indispensables para entender nuestra realidad presente pero necesitan evolucionar para idear, concebir y, sobre todo, proponer un futuro alterno que no deberá estar alineado con ninguno de los dos polos representados por la Guerra Fría en su versión del tercer milenio.

La condición colonial puertorriqueña prácticamente imposibilita una transición hacia un sistema exento de la propiedad privada, de la misma forma que carece de las condiciones para abrazar proyectos de gobierno centralizado que provocarían terror a la pobreza y el autoritarismo que la inmensa mayoría de nuestra población asocia con el socialismo. Entonces, si bien la libertad política representa un estado ideal anclado en los conceptos de identidad, dignidad y autosuficiencia, una significativa mayoría de nuestro pueblo está dispuesta a sacrificar dicha libertad a cambio de unos escalonados niveles de seguridad económica sujetos a ingresos y a las posibilidades de obtenerlos o aumentarlos. Este es un tema que me fascina y sobre el cual he comenzado a investigar para compartir reflexiones que inviten al diálogo.

Las libertades asociadas con la democracia y los derechos civiles que esta suele cobijar: libertad de palabra, de asociación, de culto, de prensa, de reclamación por daños incurridos por parte del estado, todas contenidas en la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, y compartidas por la mayoría de las democracias liberales, no se ven como aseguradas en algunos de los estados que combaten la hegemonía del sistema-mundo capitalista en el hemisferio y el mundo. La ausencia de garantía de estas libertades en Cuba, Nicaragua y Venezuela, por ejemplo, atestiguadas por millones de detractores de estos sistemas, ejerce una enorme presión sobre el grueso de la población. Incluso, esta ha redundado en el apoyo de grandes sectores de nicaragüenses, venezolanos y cubanos a un proto-fascista como Trump. Y no se trata de que Trump sería capaz o tendría el interés de mejorar las condiciones de vida de estos expatriados, sino porque lo ven como el antídoto a las condiciones de las que huyeron en sus propios países. El análisis de cuánto los Estados Unidos, Trump y el sistema estadounidense han contribuido a crear las condiciones de desigualdad prevalentes en todos ellos, no atraviesa la coraza de temor y rechazo que influye en una opinión pública constantemente avasallada por la seducción y la unidimensionalidad de mercado de producción y consumo.

En este contexto, la respuesta ideológica al colonialismo necesita denunciar y renunciar el neoliberalismo a la vez que abraza el robustecimiento de un empresarismo predominantemente nativo que contrapese el dominio y la dependencia del capital extranjero y los estilos de vida que este alimenta. Ese desafío no forma parte de un diálogo nacional hacia la soberanía como al parecer atestiguan las pasadas elecciones y tantas otras desde mediados del siglo pasado.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de docente, investigador y escritor en Puerto Rico hoy?

JEMT – Haber estudiado en la Universidad de Puerto Rico me formó como ser humano y me proveyó la oportunidad para insertarme en el ejercicio de mirarnos por dentro como sociedad y explorar el resto del planeta desde las perspectivas económicas, políticas, religiosas, literarias y artísticas, sociológicas e históricas. Los principios de la “revolución pacífica” de los 60 del pasado siglo, influenciaron mis posiciones ante el sistema-mundo, ante la hegemonía blanca, masculina y religiosa de occidente, y me familiarizaron con los pensadores y escritores que han influenciado mis perspectivas, dudas y conclusiones sobre el pasado y el futuro. Así que, en cierto modo, resultaría imposible comprender mi visión de mundo sin la “iupi”, sin el 1968, sin el concierto de Joan Manuel Serrat en el teatro del Recinto de Rio Piedras en el 1971, sin el 11 de marzo y la muerte de Antonia Martínez en dicho recinto, sin los macanazos en el cuartel de Rio Piedras, los arrestos, y la migración forzada por la persecución del independentismo posterior a estos eventos.

He incluido parte de estas experiencias en algunos de mis cuentos de mi primer libro de relatos “La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos” de 2014, y tengo una novela en ciernes que se nutrirá de muchas de esas memorias.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

JEMT – Diría que a medida que he pulido el oficio, y gracias a tantos maestros como Luis López Nieves, Emilio del Carril, Ángela López Borrero, Ana Luisa Sierra, Mario Cancel Sepúlveda, Jaime Rodríguez Cancel, Jorge Rodríguez Beruff, Rubis Marilia Camacho, lo que escribo objetivamente ha mejorado lo suficiente para que editoriales como Isla Negra y las Revistas del ICP, Quadrivium, Medium y L’Espill, rotativos como 80 Grados, El Nuevo Día y El Post Antillano, me hayan honrado con sus publicaciones.

He intentado mantener un balance entre mi trabajo creativo, y mis ensayos y artículos periodísticos sobre temas contemporáneos. Me gustaría alcanzar el nivel de proficiencia en la redacción historiográfica de una Barbara Tuchman o el periodístico de un Chris Hedges que logran fundir contenido con un estilo narrativo que invita al lector a pasar a la próxima página y leer hasta el final, como dijo Tuchman. Por otro lado, la imperiosa necesidad de documentar las fuentes de reflexiones historiográficas y periodísticas sirve en cierta medida de taller para la narrativa creativa. La ambientación de los contextos resulta descriptivamente seductora en el contexto de la narración y, a la vez, una ambientación visual del contexto para el historiador o el analista político.

Estudié historia a nivel graduado para escribir la historia que no aparece en los libros de la disciplina, para intentar reconstruir “lo que verdaderamente ocurrió” como pretendía el historiador positivista Leopold von Hanke, pero con las herramientas de la narrativa creativa. La única diferencia es que me interesa reconstruir mediante la ficción aquello que no podemos documentar de manera confiable. Le tengo que agradecer a mis profesoras Ana Irizarry y Loliannette Emmanuelli que en su curso sobre “Historia y Literatura” (mi preferido de todo el doctorado) me topé con “El imperio eres tú” de Javier Moro, sobre Pedro I, el emperador que ofició la independencia del Brasil. Otro excelente ejemplo de esta incursión en la ficción histórica es “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa, “Sara, la historia verdadera” de Rubis Marilia Camacho, y la “Brevísima y verdadera historia del Almirante y su primer viaje” de María Zamparelli. Los cuatro permiten conocer y comprender tres momentos históricos medulares de nuestra formación como cultura latinoamericana, desde una ficción que resulta lo suficientemente confiable como para corroborarla en libros de historia o no tener que hacerlo.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

JEMT – En el 2020, publiqué mi tesis en dos tomos, un libro de cuentos que llevaba varios años conformando titulado “Las regalías de Stephen King y otros cuentos”, y una novela que surgió de un cuento que no sabía cómo terminar, titulada “Retrato de mujer con turbante”. Esta novela se presta para una continuación, al igual que mi primera novela “Mensajeros de los dioses”, sobre cuatro chicos que coinciden en los dos meses anteriores a la llegada de Colón a Boriquén en 1493. Dicha continuación se titulará “Herederos de los dioses” sobre los descendientes de estos en el siglo XVI. También trabajo el poemario “Pétalos de un rojo profundo”, un libro de cuentos a titularse “Sin jonrón no hay paraíso y otros cuentos necios” (el título revela la naturaleza lúdica de los mismos) y una novela sobre la relación de Muñoz Marín y el Almirante William D. Leahy, que antecedió a Rexford G. Tugwell, lo cual me devuelve al contexto de la ficción histórica. Finalmente, en el contexto de la historia, anticipo completar un libro comenzado sobre Muñoz Marín y la periodista Ruby Black.

Muchas gracias Wilkins, por una de las entrevistas más provocadoras que me han hecho y que me ha llevado a reflexionar sobre cuánto me falta por hacer.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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Ni el desfile de tanques detuvo el rechazo del parlamento



El ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, encabezó el martes un inédito desfile militar frente a la sede de la presidencia y el Congreso en Brasilia, horas antes de que la Cámara de Diputados rechazara la iniciativa de enmienda constitucional del voto impreso, proyecto clave del mandatario para, supuestamente, evitar fraudes electorales.

La reforma fue rechazada con 229 votos en contra por 218 a favor y, horas después, el Senado derogó la ley de seguridad nacional, promulgada en 1983 bajo la dictadura militar (1964-1985), que tipifica los delitos contra la democracia, y que hace poco fue usada contra críticos al mandatario.

Bolsonaro, escoltado por los jefes de las fuerzas armadas, asistió al desfile de vehículos de guerra realizado en el centro de Brasilia, paseándose frente al Congreso. Después de meses encabezando caravanas de motocicletas, tal vez inspiradas en la coreografía motorizada de Benito Mussolini, subió un escalón más en su marcha desestabilizadora. Para los analistas brasileños, se trató de un tanquetazo golpista [N. del ed.: en alusión a la intentona golpista liderada por el teniente coronel Roberto Souper en contra del gobierno de Salvador Allende el 29 de junio de 1973].

Lo visto este martes fue «patético», señaló el expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, favorito de cara a las elecciones del año que viene frente a un Bolsonaro desgastado ante la opinión pública, pero al parecer sólidamente respaldado por generales, almirantes y brigadieres, además de ser considerado como líder, o «mito», por los integrantes de las milicias paramilitares que él financia y alienta.

En otra muestra más de su desequilibrio sin remedio y de su desespero por saberse acorralado, además del vaciamiento acelerado de su imagen y de su gestión, Bolsonaro volvió a dar muestras de hasta qué punto sus brotes demenciales desconocen peligros, señaló el escritor y analista Eric Nepomuceno.

Y una vez más, las Fuerzas Armadas dieron claras muestras de aceptar una sumisión vergonzosa, que cada vez más corroe la imagen que lograron reconstruir luego de la redemocratización del país en 1985, después de 21 años de dictadura, añadió.

«Esta es la forma que tiene Bolsonaro de decir que es el presidente de este país. Imagina que esto es una demostración de fuerza, pero de hecho es de debilidad, de un presidente acorralado por investigaciones de corrupción», sostuvo el presidente de la comisión de investigación sobre la gestión de la pandemia, Omar Aziz, quien catalogó de «patético» lo ocurrido.

«La importancia de la derrota del voto impreso en la Cámara por parte del PEC debería generar una preocupación aún mayor para Bolsonaro y los militares», dice el columnista Jeferson Miola. «El resultado indica que Bolsonaro ahora está conectado al tubo de oxígeno del centrão (coalición de partidos de derecha) y aún más dependiente del presidente de la Cámara» Arthur Lira.

Indica que por un lado, Lira se presenta ante el Supremo Tribunal Federal, el Tribunal Supremo Electoral y las instituciones civiles como garante de las decisiones “controladas” de los intereses pocketneristasen la Cámara; y, por otro lado, mantiene bajo su control el cilindro de oxígeno que podría definir la continuidad política o la muerte de Bolsonaro.

Para Arthur Lira, se trató de una «trágica coincidencia», aunque aclaró que no aceptó una invitación para asistir al ejercicio de las fuerzas armadas.

Durante el desfile, que duró unos 10 minutos, decenas de partidarios del gobierno se concentraron frente a la presidencia, algunos portando pancartas pidiendo una intervención militar para «salvar a Brasil». Se trató de intimidar a la oposición por parte de un presidente que elogia con frecuencia las dictaduras del pasado. La demostración del músculo militar junto al mandatario inquietó a los brasileños, sobre todo a aquellos que vivieron bajo la última dictadura.

El voto

La Cámara de Diputados votó anoche contra una reforma constitucional propuesta por Bolsonaro que pedía que las urnas electrónicas, sistema vigente desde 1996, impriman un recibo de cada voto para 2022 con la finalidad de que éstos puedan contarse de manera manual. Bolsonaro buscaba la reforma tras asegurar, sin pruebas, que hubo fraude en las dos últimas elecciones presidenciales.

El mandatario brasileño ha amenazado con no aceptar los resultados de los comicios presidenciales del año próximo, que según las encuestas perdería ante Lula, en lo que analistas consideran que prepara el escenario para conflictos similares a los provocados por el presidente estadounidense Donald Trump con sus denuncias infundadas de fraude en Estados Unidos. Quizá confíe en una intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), como sucedió en Bolivia,

Para ser aprobada, la propuesta de enmienda constitucional del voto impreso necesitaba 308 votos de los diputados [las tres quintas partes del parlamento], pero recibió solo 229 votos a favor, 218 en contra, una abstención y 65 ausencias. Para el gobierno, la derrota no fue precisamente una sorpresa, ya que políticamente ya estaba contabilizada.

Miola señala que esta votación es un semáforo para el gobierno y no para la oposición antifascista, porque con estos 229 votos Bolsonaro está más cerca de ser destituido que de aprobar cambios constitucionales. Para no ver un juicio político autorizado por la Cámara, Bolsonaro debe obtener al menos 172 votos, por lo que la trascendencia de la derrota en la Cámara debería generar una preocupación aún mayor para Bolsonaro y los militares, ya que quedó conectado al tubo de oxígeno del centrão y de Lira.

Juraima Almeida es investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Fuente: https://estrategia.la/2021/08/11/ni-el-desfile-de-tanques-detuvo-el-rechazo-del-parlamento-a-propuesta-de-bolsonaro/
https://rebelion.org/ni-el-desfile-de-tanques-detuvo-el-rechazo-del-parlamento/


Apuntes jurídicos sobre la violación de los derechos de los menores en Ceuta


El bipartidismo cuasi perfecto creado por el denominado Régimen del 78 (estructura jurídico-política y mediática refrendado en altas esferas judiciales para construir un modelo de alianza entre los beneficiarios de la dictadura franquista y otras élites que pretendían sumarse) tuvo como una de sus características principales un acercamiento problemático al principio de legalidad. Este principio, básico en cualquier Estado de Derecho, implica la sujeción a las normas vigentes de las actuaciones de los sujetos de derecho, especialmente las Administraciones Públicas y los actores con capacidad de ejercer poderes soberanos y coercitivos.

Ha sido común la utilización de excusas, al margen de cualquier aproximación jurídica, para justificar acciones separadas de los principios legales realizadas por los gobiernos del turnismo del siglo XX. Los argumentos para saltárselo han sido retóricas tan potentes como vacías: “razón de Estado”, “unidad territorial”, “amenaza terrorista” o “situaciones excepcionales”. Nada de ello, por supuesto, tiene fundamentación jurídica o legislativa alguna, son fórmulas para justificar públicamente la violación del ordenamiento vigente y los derechos que de este derivan.

Hemos tenido que comprobar en las últimas dos semanas, desgraciadamente, y sobre los cuerpos de niñas y niños de origen marroquí, un nuevo relanzamiento (o alguno de sus últimos estertores, ya se verá) de este mecanismo del viejo bipartidismo. La historia es conocida: un ministro de Interior del PSOE acuerda con un presidente de una Ciudad Autónoma gobernada por el Partido Popular, la expulsión exprés y colectiva a Marruecos de cientos de niños y niñas al margen de cualquier procedimiento legal.

Para justificar esta ilícita acción, los argumentos de ambos equipos han rozado, como se ha visto, el esperpento valleinclaniano. Se nos ha dicho desde la Abogacía del Estado que una situación excepcional como la de Ceuta requería medidas al margen de la legislación; desde la presidencia de Ceuta, que la legislación española no es aplicable pues solo lo es el Acuerdo bilateral España-Marruecos de 2007; y, en fin, desde el Ministerio del Interior del juez Grande Marlaska, se ha mentido negando su evidente dirección e impulso de estas actuaciones (argumentado aplastado por la Audiencia Nacional), así como la nula vigencia de los derechos de los y las menores. Todo este proceso, además, contra la opinión previa y posterior del Ministerio de Derechos Sociales, las fiscalías de menores, los diferentes servicios de infancia de las Administraciones implicadas y las organizaciones sociales especializados.

Para desactivar lasfake newsgubernamentales es, seguramente, necesario volver al derecho vigente. Ahora que la justicia ceutí ha logrado paralizar este despropósito y los presidentes español y ceutí han aceptado, como si fuera algo volitivo, cumplir con la legalidad. Veamos, por tanto, para evitar intentos futuros de violar los derechos de menores (seguramente más pronto que tarde), a qué obliga el ordenamiento con respecto a los menores marroquíes abandonados que se encuentren en territorio español y qué dudas e intoxicaciones se han lanzado al debate público.

¿Es el acuerdo de 2007 entre España y Marruecos un tratado internacional?


La incertidumbre sobre esta cuestión, en realidad, ha sido abierta por el auto de 25 de agosto del tribunal ceutí queconfirmaba la paralización de las expulsiones de siete menores por vulneración de los derechos de las personas, niñas y niños, afectadas.

El tribunal, erróneamente, desprovee al Acuerdo entre Marruecos y España de 2007 del carácter de Tratado internacional,limitando su función a un acuerdo político. Es preciso rechazar esta hipótesis pues desconoce los principios, tanto del Derecho internacional como constitucionales, sobre los tratados.

Un tratado internacional es un acuerdo entre dos Estados soberanos que manifiesten públicamente su intención de obligarse jurídicamente. Del contenido del propio acuerdo y de la remisión a las Cortes Generales tras su ratificación por parte del Gobierno, así como de su posterior publicación oficial, se desprende claramente esta voluntad inequívoca de generarobligaciones internacionales bilaterales por parte de los estados español y marroquí en 2007.

La forma por la que se apruebe, publicite y denomine es irrelevante para el Derecho internacional y para el Derecho interno sobre tratados y, por tanto, es inocuo que no se denomine tratado sino acuerdo. El hecho de que sea político no afecta tampoco a su carácter de tratado internacional toda vez que el artículo 94.1.a de la Constitución prevé expresamente la celebración de tratados de carácter político.

Este acuerdo no solo ha sido firmado públicamente por los ministros competentes de la época, sino que, además, han seguido sendos procesos de confirmación y ratificación y ha sido publicado en el BOE (más tarde, cierto es, de lo legalmente establecido, pues se publicó el 22 de marzo de 2013 cuando había entrado en vigor el 2 de octubre de 2012, faltando la preceptiva coincidencia entre publicación y entrada en vigor). Es un tratado, sí. Y, por tanto, forma parte inseparable de todo el ordenamiento español.

Que es un tratado de carácter político no puede dudarse toda vez que su contenido gira entorno a la cooperación bilateral sobre los migrantes menores: prevención de migraciones, protección de los menores en España y repatriación y reinserción en Marruecos, y creación de mecanismos y organismos de cooperación y control político bilaterales. Es necesario subrayar que el Acuerdo, textual y explícitamente, recuerda varias veces su sujeción a los principios y convenios de Derechos Humanos, a la Convención de los Derechos del Niño y la Niña de 1989 y las legislaciones internas de los Estados firmantes.

¿Es Constitucional el acuerdo de 2007 entre España y Marruecos?


Una vez aclarado que nos encontramos ante un tratado internacional, la cuestión más relevante, especialmente para su aplicación a futuro tras la rectificación forzada de los gobiernos español y ceutí, es la constitucionalidad del mismo.

Los tratados internacionales, válidamente celebrados en España,obligan al estado español a cumplir externamente los compromisos adquiridos. Sin embargo, un tratado internacional no puede ser contrario a la Constitución, ni por contenido ni por la fórmula adoptada para su ratificación. Los tratados tienen un cierto carácter supralegal pero sin duda son infraconstitucionales.

No hay en el contenido del Acuerdo de 2007 nada que haga pensar en una contradicción con el articulado de la Constitución, luego este texto parece libre de vicios de inconstitucionalidad intrínseca. Los derechos de los menores no son desarrollados en el Acuerdo pero tampoco impugnados. La constante mención a los tratados internacionales sobre Derechos Humanos y sobre derechos de los menores ajusta su contenido a las obligaciones de aquéllos. Dicho de otra forma, no existe forma lícita de aplicar (pese a lo que hemos visto) el Acuerdo de 2007 sin cumplir los derechos de los niñas y niños migrantes, entre otros: el principio de participación o derecho del menor a ser escuchado, el principio del interés superior del menor, el derecho a un procedimiento individual o el rechazo a la reagrupación familiar y, por tanto, al retorno del menor en el caso en el que los propios familiares hayan incitado o forzado la decisión de emigrar.

Sin embargo, y esto ha sido clave en las dos semanas de intento de aplicación de procedimientos de expulsión colectiva de menores en base al Acuerdo de 2007, es más que posible que el tratado con Marruecos no fuera ratificado siguiendo los procedimientos previstos en la Constitución y, en consecuencia, que no pueda aplicarse de ninguna de las maneras.

En efecto, según el artículo 94.1 antes citado, cualquier tratado que requiera, entre otras cosas, de modificación legislativa, de afección a la Hacienda Pública u ostente un carácter político debe ser ratificado tras la autorización de las Cortes Generales. Solo los tratados que no afecten a la legislación vigente, a las cuentas públicas o no tengan un carácter político, entre otras cuestiones, puede ser ratificado directamente por el ejecutivo. Esta fue la vía, equivocada y contraria a la Constitución, adoptada en 2007 y dio lugar a este tratado cuya aplicación, torpe y extemporánea, ha sido objeto de debate y discusión jurídico-política. Como ha reafirmado el tribunal ceutí, el acuerdo es claramente político, afectaría a la Hacienda Pública si se crean los mecanismos y foros bilaterales diseñados en él (pues requieren de partida presupuestaria específica) y podrían ser susceptibles de debate parlamentario sobre sus consecuencias para la legislación española.

Como puede verse, no son debates menores de simple técnica jurídica como ha planteado el Ministro de Interior, Grande Marlaska, sino de respeto a los preceptos constitucionales. Y esto antes de entrar al fondo del contenido de dicho acuerdo y su irresponsable e ilícita aplicación. Hablamos entonces de un problema, grave, de inconstitucionalidad extrínseca, pues no es el contenido del tratado el que contradice la Carta Magna sino el procedimiento de inclusión de dicho texto en el ordenamiento español. No será, por tanto, de extrañar que alguno de los tribunales que están tratando las expulsiones de menores desde Ceuta eleven una cuestión de inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional para analizar la validez, dentro de nuestras fronteras, del acuerdo.

¿Es superior el tratado de 2007 a la Ley de Extranjería y al Reglamento que lo desarrolla?


Las autoridades de Ceuta que han activado el proceso de expulsión de estas niñas y niños de origen marroquí, tras la orden dada por el Ministerio mediante un oficio sin firma, han afirmado que el Acuerdo de 2007 puede activarse de forma directa y que este sería superior jerárquicamente a la Ley de Extranjería pues los tratados serían superiores a la legislación vigente.

Sin entrar en grandes debates sobre la cuestión, fijemos alguna idea clave, evidente para cualquier jurista pero no tanto para cualquier otra persona. Las leyes vigentes en España no pueden ser contrarias a los tratados válidamente celebrados(volvamos al punto 2 que cuestiona la validez de dicho procedimiento). Esto no implica en ningún caso que los tratados deroguen directamente los preceptos legales contrarios a estos, sino que es la razón que justifica la participación de las Cortes Generales en su ratificación, el poder legislativo en fin, paramodificar la legislación que pudiera verse afectada por un nuevo Tratado. Como hemos visto, las CCGG no participaron y no hubo modificación de ninguna ley. En cualquier caso, el contenido del Acuerdo de 2007 con Marruecos no es incompatible, en ninguno de sus preceptos, con la Ley de Extranjería, luego es un problema político inventado desde la presidencia de Ceuta y del Ministerio de Interior, no un problema jurídico real. Es propaganda para confundir a la población haciéndole creer que existen diferentes vías de actuación. No las hay. No lícitas al menos.

Es cierto, sin embargo y en lo abstracto, que un Reglamento sí podría verse afectado directamente por disposiciones de un tratado contrarias a las suyas. En lo concreto, y de nuevo, ningún artículo del Acuerdo de 2007 contradice el contenido del reglamento luego se nos plantea un problema inexistente para entretener las tertulias mientras se ejecutan las expulsiones.

En definitiva, el Acuerdo entre España y Marruecos de 2007 para la gestión de las migraciones de menores solo puede aplicarse de una manera: en conjunto con la Ley de Extranjería y su Reglamento, los tratados internacionales de los que forma parte España y la Constitución. Todo lo demás es filibusterismo jurídico y político. Ruido para esconder la violación de derechos humanos de niños y niñas en y por España.

¿Es jerárquicamente superior este acuerdo al resto de tratados firmados por España?


Las personas preocupadas por el Estado de Derecho en España y la vida de las niñas y niños migrantes, hemos tenido que escuchar (ciertamente más en tertulias y medios de derecha extrema) estas semanas que el Acuerdo de 2007 es prioritario respecto al resto de los tratados ratificados por España. Esto implicaría, seamos claros, que un acuerdo bilateral entre España y Marruecos tendría la capacidad por sí mismo, de extraer a España de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña de 1989 (tratado internacional más ratificado de la Historia, faltando casi exclusivamente Estados Unidos) y de la Convención Europea de Derechos Humanos de 1950. Más allá del absurdo, es evidente que un tratado posterior puede afectar a uno ratificado anteriormente. De nuevo, esa es la función de las Cortes Generales. España puede, si así lo deciden el ejecutivo y el legislativo, abandonar los regímenes internacionales de protección y promoción de los Derechos Humanos. Pero esta desafortunada y con graves consecuencias decisión, debe tomarse mediante los procedimientos adecuados y por los órganos legalmente capacitados. Afortunadamente, estamos muy lejos de una situación de este tipo.

La realidad, como ha dejado claro el Comité sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas ante este caso, es que en España siguen vigentes todas y cada una de las obligaciones para con las niñas y niños que el Estado español voluntaria, y afortunadamente, aceptó.

Por último, estas reflexiones y apuntes se escriben una vez paralizado definitivamente este intento de expulsión. Paralización que debemos agradecer a las organizaciones sobre el terreno y a los tribunales que se han negado a participar en esta nueva trampa contra el ordenamiento vigente. Pero se escriben también desde la falta de información exacta de cuántas niñas y niños han sufrido la ilícita expulsión sin garantías ni procedimiento legal alguno.

A raíz de esta situación una eminencia sobre los derechos de las personas menores de nuestro país, el catedrático Cardona Llorens, ha afirmado que el ministro Marlaska debería perder su título de derecho dado el incumplimiento burdo de los derechos de los niños y niñas en Ceuta. Es cierto que lamentablemente esto no puede hacerse. Lo que sí se puede activar, contra el ministro Grande Marlaska y el presidente ceutí Juan Jesús Vivas, es una querella por prevaricación. Y es que, las necesarias dimisiones de ambos irresponsables políticos no palían la impresión de que han adoptado decisiones injustas e ilícitas a sabiendas. Y no podemos confiar en un Estado de Derecho que permite la ruptura del principio de legalidad con total impunidad. Menos aún si es ruptura afecta a las personas más débiles, las niñas y los niños sin familia.

Ander Gutiérrez-Solana es profesor de Derecho Internacional Público UPV/EHU

Fuente: https://www.lamarea.com/2021/08/31/apuntes-juridicos-sobre-la-violacion-de-los-derechos-de-los-menores-en-ceuta/
https://rebelion.org/apuntes-juridicos-sobre-la-violacion-de-los-derechos-de-los-menores-en-ceuta/


Entra en vigor el Real Decreto de publicidad de las apuestas, ¿qué va a cambiar?


Se aprobó el 3 de noviembre, pero entra en vigor este 31 de agosto. El Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de las Actividades del Juego se vuelve una realidad tras meses de presiones por parte de las grandes grupos de medios de comunicación, que se juegan un buen pico de sus ingresos por publicidad con esta nueva normativa. En enero del presente año, PRISA, Unidad Editorial, Vocento y otros 80 medios presentaron un recurso contra el RD. Los equipos de fútbol también se resistieron al cambio, lo que provocó que se instaurara una prórroga a su adaptación a los cambios que conlleva el RD.

Pero, finalmente, la nueva normativa sobre la publicidad de las apuestas entra en vigor y son muchos los cambios que se van a producir. “A partir de mañana vamos a poder ver y escuchar cualquier actividad deportiva libres de la invasión permanente y total de una publicidad que nos invita a participar en una actividad que conlleva una serie de riesgos que muchas veces las personas que ven o escucha esa publicidad desconocen”, ha afirmado el ministro de Consumo, Alberto Garzón, este lunes en un acto organizado por la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), donde además ha remarcado que dichas actividades “pueden llevar a patologías que ponen en riesgo la salud de las personas y las relaciones familiares”.

El presidente de FEJAR, Máximo Enrique Gutiérrez, ha agradecido al Ministerio que por fin entre en vigor el RD y ha afirmado que “habrá muchísimas familias que le van a estar agradecido por ese parón en el bombardeo de publicidad que reciben los enfermos”. Gutiérrez, además, ha lamentado que en los últimos meses parecía que “alguien le había dado a la manivela para acelerar ese bombardeo de anuncios, como queriendo aprovechar antes de que se la acabara el tiempo”. Garzón ha contestado agradeciendo “la pelea permanente” de las organizaciones civiles como la que organizaba el acto y ha prometido que desde hoy mismo la comunicación del juego “no se parecerá en nada en lo que hemos visto este verano, sobre todo en el fútbol”.

¿Qué va a cambiar?


Publicidad a todas horas. Sin duda la principal diferencia con el constante bombardeo publicitario que se ha producido hasta el momento es la limitación horaria. Desde la noche del lunes 30 de agosto, la publicidad de apuestas en radio y televisión estará limitada al horario nocturno, o sea entre la 1 y las 5 de la madrugada. Estará totalmente prohibido la publicidad fuera de esos horarios.

Anuncios diferentes. La publicidad también cambiará mucho. Se prohíben todas las técnicas publicitarias que hacen creer que los juegos de azar no son eso, azar. Ya no se podrá mostrar dinero o artículos de lujo, no se podrá sugerir que apostar puede mejorar habilidades personales o de reconocimiento social, que vinculen el juego a la seducción, el éxito sexual o el incremento del atractivo, que desacrediten a las personas que no juegan u otorguen una superioridad social a aquellas que juegan.

Ni Carlos Sobera ni Rafa Nadal. El artículo 15 prohíbe la aparición de personas o personajes de relevancia o notoriedad pública en comunicaciones comerciales.

Las camisetas de fútbol. Desde hoy se despiden las camisetas de equipaciones deportivas con logos de casas de apuestas. Una práctica que había derivado en que la inmensa mayoría de equipos de fútbol de primera y segunda división fueran patrocinados por estas empresas. También se cierra la posibilidad a que los nombres de dichas compañías puedan formar parte del nombre de estadios o equipos deportivos de cualquier tipo. Las vallas publicitarias de los estadios deberán cumplir las mismas restricciones horarias y requisitos que el resto de comunicaciones audiovisuales. Por lo que, salvo que el partido se celebre y retransmita en horario de madrugada, no volveremos a ver las vallas publicitarias de casas de apuestas en los estadios.

Se acabo el “dinero gratis”. Los famosos ganchos para jugadores también desaparecen. Los regalos de saldo para jugar, duplicar las cantidades que se incluyan o las de “jugar gratis” mediante un saldo ficticio quedan totalmente prohibidas. Solo se podrán ofertar promociones que no sean nuevos para el operador (al menos 30 días con una cuenta de juego abierta) y hayan sido verificados documentalmente para demostrar que no son menores o tienen problemas con el juego o estén en listas de autoexcluidos.

Además, dichas promociones y comunicaciones promocionales también verán vetadas sus técnicas. No podrán trasladar la percepción falsa o equívoca de gratuidad o de falta de onerosidad de la promoción, ni incluirán testimonios de personas beneficiarias previas, reales o figurados, de la promoción. Al igual que en el resto de publicidad, no podrán basarse en que ganar es una cuestión de habilidad del jugador cuando en realidad son juegos de azar.

Más protección a menores. La adicción al juego no cesa de crecer, incluso en menores de edad. Es por ello que el RD dedica varias medidas a la protección de menores. Además de varias prohibiciones sobre el contenido de la publicidad para que esta no vaya dirigida de ninguna forma hacia menores, también se prohíben ciertas medidas en cuanto al acceso de estos a dicha publicidad mediante internet y redes sociales. Se incluyen medidas de control parental en la publicidad online y mecanismos de bloqueo de anuncios de apuestas. Aquellas páginas web o aplicaciones cuya actividad principal sea ofrecer información sobre eventos deportivos o hípicos podrán habilitar una sección específica y diferenciada dedicada a la oferta de información sobre apuestas, siempre y cuando esa sección sea accesible desde la página de inicio a través de un único enlace de carácter informativo de dimensiones reducidas y además cuente con mecanismos para evitar el acceso de menores de edad.

Menos anuncios en internet. Además del citado control parental, el RD también limita las acciones comerciales realizadas por internet. Se limita los anuncios a las propias páginas web de las empresas de apuestas. Cuando la publicidad aparezca por resultado de una búsqueda fruto de un acuerdo comercial entre la empresa y el buscador (con Google, por ejemplo), se limitará a búsquedas que utilicen palabras o frases conectadas de manera directa con las actividades de las apuestas.

Coto en las redes sociales. La publicidad en redes también tendrá nuevas limitaciones. Un operador de apuestas solo podrá usar este canal para hacerlo cuando tengan instrumentos tecnológicos para evitar que los anuncios acaben dirigidos a menores, además de herramientas que permitan segmentar el público. Además, estas empresas solo podrán difundir anuncios de apuestas a las personas que sigan, en dichas redes, las cuentas o canales oficiales de la empresa o que estén registrados en el operador, o sea que ya sean clientes previos. Además, todas estas webs y perfiles de redes sociales deberán difundir de manera periódica mensajes sobre juego seguro que alerten de los peligros de apostar.

Menos tipsters y sin famosos. Los pronosticadores de apuestas, conocidos como tipsters, también estarán más limitados y controlados. Las empresas de juego solo podrán suscribir acuerdos publicitarios con aquellos pronosticadores de apuestas que se comprometan a publicar de forma íntegra, en los canales o cuentas de las redes sociales o en las páginas web o aplicaciones desde donde realizan sus pronósticos, todos los resultados en cualquier modalidad de apuestas que hayan obtenido en la plataforma del operador con el que han formalizado su relación contractual publicitaria y que hayan recaído sobre eventos objeto de pronóstico. Además, al igual que otro tipo de publicidad de apuestas, los anuncios de pronósticos de apuestas no podrán contar con famosos.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/casas-de-apuestas/entra-vigor-real-decreto-publicidad-juego-que-va-a-cambiar
https://rebelion.org/entra-en-vigor-el-real-decreto-de-publicidad-de-las-apuestas-que-va-a-cambiar/





Afganistán: la versión que no se cuenta


Al momento de esa revolución, el 90% de los varones y casi la totalidad de las mujeres eran analfabetas; el 5% de los terratenientes poseía más del 50% de las tierras fértiles; la esperanza de vida era de 42 años, y la mortalidad infantil resultaba la más alta del mundo. La mitad de la población padecía tuberculosis y una cuarta parte malaria. Casi no había médicos, maestros ni ingenieros, pero había una cantidad impresionante de mullah (clérigos islámicos). “La religión es el opio del pueblo”, se dijo. ¡Cuánta razón!

La revolución promovió una importante reforma agraria, distribuyendo las tierras confiscadas a los oligarcas que huyeron entre los campesinos sin tierra; ilegalizó los sindicatos, estableció un salario mínimo, fijó un impuesto progresivo a la renta, redujo el precio de alimentos de primera necesidad, prohibió el cultivo del opio (materia prima para elaborar heroína, de la que es principal consumidor mundial Estados Unidos), promovió cooperativas campesinas, inició una campaña de alfabetización proyectando desarrollar las industrias pesada y ligera. En ese marco se creó el Consejo de Mujeres Afganas, emitiéndose un decreto para “garantizar la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en el ámbito del derecho civil y eliminar las injustas relaciones feudales patriarcales entre esposa y marido”. El nuevo gobierno socialista criminalizó los matrimonios por dinero o forzados, permitiendo que las mujeres eligieran libremente su esposo y su profesión, y de ningún modo, nunca jamás obligó al burka. Por el contrario, elevó considerablemente la situación de las mujeres, ayudando a su desarrollo personal y social, tal como hace siempre el socialismo en cualquier país.

Ante todo esto en 1978 Washington, por medio de la llamada Operación Ciclón, comenzó a formar insurgentes buscando la neutralización de la revolución. La intención era “crearles su propio Vietnam a los soviéticos”, como declarara Henry Kissinger, en su momento Secretario de Estado de Estados Unidos. De acuerdo con Zbigniew Brzezinski, cerebro de la ultraderecha guerrerista estadounidense, la ayuda de la CIA a los insurgentes afganos fue aprobada en 1979, buscando así involucrar en la lucha a la Unión Soviética de modo directo. Ello sucedió, y la guerra en Afganistán trepó en forma exponencial. A través del fundamentalismo islámico -fomentado y financiado por la Casa Blanca- se terminó con el proyecto socialista. Brzezinski, sin ninguna vergüenza, pudo decir entonces en declaraciones públicas: “¿Qué significan un par de fanáticos religiosos si eso nos sirvió para derrotar a la Unión Soviética?

En medio de la Guerra Fría que marcaba la dinámica del mundo, los talibanes tomaron el poder. Sus prácticas religiosas, misóginas y patriarcales, hicieron perder los avances obtenidos por las mujeres afganas. Años después, en el 2001, Washington invade el país (no olvidar que Afganistán tiene grandes reservas de gas, litio, distintos minerales estratégicos y petróleo, más el opio). La guerra civil, en un remolino de contradicciones, siguió por años, teniendo como consecuencia el final del proceso socialista y el retroceso de los derechos de las mujeres.

Esa invasión estadounidense del 2001, como pretendida respuesta alatentado contra las Torres Gemelasen New York el 11 de septiembre de ese año, marcó el formal inicio de la potencia en su “guerra contra el terrorismo”. Ahora bien: esa cruzada universal contra el terrorismo islámico lo único que ha hecho -seguramente es lo que busca- fue alimentar más y más las acciones de distintos y cada vez más numerosos grupos designados como “terroristas”. Ello hace que la maquinaria bélica de Estados Unidos funcione muy aceitadamente. De hecho, Washington mantiene actividades antiterroristas en la actualidad en más de 80 países alrededor del mundo, con ganancias fabulosas, de más de 300,000 millones de dólares anuales. Valga decir que mientras la economía mundial -salvo la china- se retrajo en un 5% durante el 2020 debido a la pandemia de COVID-19, la industria bélica norteamericana creció en un 4,4%. Obviamente la supuesta “guerra contra el terrorismo”, aunque produce infinita muerte y destrucción, da suculentas ganancias a algunos.

Esta cruzada, además, permite el control de buena parte del planeta, así como la otra gran cruzada, la “guerra contra el narcotráfico”, permite controlar otra parte del mundo (eternamente, con en una película de Hollywood: “los buenos contra los malos”). La geoestrategia de la Casa Blanca, pensada siempre en términos bélicos, tiene como objetivo continuar la hegemonía planetaria, intentando contener el arrollador avance de la República Popular China, e intentando poner en cintura a su gran rival militar, la Federación Rusa.

El movimiento talibán -definitivamente impresentable, que está a años luz de ser un grupo de “luchadores por la libertad”, como lo definiera Ronald Reagan en su momento cuando los recibiera en la casa presidencial- fue funcional a la estrategia de la clase dirigente de Estados Unidos (así como lo fue la Contra nicaragüense en su lucha contra la Revolución Sandinista). Como dijo el historiador estadounidense Robert Crews: “para las élites de Washington las poblaciones de otros países son solo recursos para la consecución de sus intereses”.

¿Por qué la gran potencia invadió Afganistán en el 2001? Como dijo el coronel Lawrence Wilkerson sin ningún tapujo en 2018: “Estamos en Afganistán como lo estuvimos en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. (…) No tiene nada que ver con Kabul y la construcción del Estado, nada que ver con la lucha contra los talibanes (…) ni nada que ver con la lucha contra cualquier grupo terrorista. Todo tiene que ver con tres objetivos estratégicos principales”: 1) controlar el avance de China con su Nueva Ruta de la Seda, 2) tener cerca a los uigures para envalentonarlos contra Pekín y 3) controlar el arsenal nuclear de Pakistán. Faltó agregar: 4) y por la voracidad de los recursos naturales afganos que explotan sus megaempresas.

Ahora Estados Unidos, después de haberle hecho ganar millones de dólares a su complejo militar-industrial con una guerra que formalmente no pudo ganar, y luego de haber masacrado a miles de personas del país, deja Afganistán y los talibanes vuelven al poder. No está claro aún qué sigue. 20 años de guerra para -oficialmente al menos- sacar a esos “extremistas fundamentalistas” de en medio, luego de lo cual Washington decide irse dejando todo igual, ¡pero sin revolución socialista! (¿eso era lo importante?) Lo cierto es que para las mujeres estas no son buenas noticias. Si vuelve el burka y la estricta ley islámica, de ningún modo, ni remotamente, puede decirse que este sea un triunfo popular contra el imperialismo militarista de Washington como lo fuera el de Vietnam.

Nancy Lindisfarne y Jonathan Neale comentan: “Esta es también una victoria política para los talibanes, ya que ninguna insurgencia guerrillera en el mundo puede obtener tales victorias sin el apoyo popular. Pero quizás apoyo no sea la palabra correcta, es más bien que los afganos han tenido que elegir un bando y son más los que han elegido el lado de los talibanes que el de los ocupantes estadounidenses. (…)¿Por qué? La respuesta breve es que los talibanes son la única organización política importante que lucha contra la ocupación estadounidense, y la mayoría de los afganos han llegado a odiar esa ocupación”. “¿Por qué nos odian?”, se preguntaba ingenuamente George Bush hijo. ¿Será necesario responderlo?

Hecha una lectura rápida de la situación, dado que aún el panorama está muy confuso -el reciente y mortífero atentado en el aeropuerto de Kabul así lo deja ver- no se puede decir que estamos ante una derrota del imperio ni que se avecinen tiempos de renovación para la población afgana, menos aún para las mujeres. Lo que está claro es que “socialismo” ni siquiera figura como una palabra frecuente en todo esto. Salió del mapa. ¿Será hora de replantearlo?

Blog del autor: https://mcolussi.blogspot.com/
https://rebelion.org/afganistan-la-version-que-no-se-cuenta/


El regreso del «imperialismo benévolo» y su patio trasero


Desde finales del año anterior en los Estados Unidos los sectores liberales-globalistas difundieron la imagen maniquea de que Donald Trump era el malo de la película y en contraposición el entonces candidato presidencial Joe Biden era el bueno, en una clara puesta en escena del conocido guion cinematográfico al estilo de Hollywood. La imagen reiteraba que Biden era un hombre bonachón, católico confeso y de buenos modales, algo así como la materialización humana de la bondad infinita de un individuo que no era capaz de matar una mosca.

Fuera de los Estados Unidos esta imagen fue replicada por los círculos liberales proimperialistas para anunciar que el triunfo del candidato demócrata significaba un cambio trascendental no solo dentro de Estados Unidos, sino para el resto del mundo, incluyendo a nuestra América, pues significaba el retorno de algo así como el “Buen Vecino” de Franklin Delano Roosevelt. Se anunciaba con gran optimismo por parte de esos círculos, entre los que se encontraban los de cierta izquierda light, que desde el 21 de enero de 2021, fecha de posesión de Biden, ingresamos en una nueva era en la que Estados Unidos estaba de regreso en la arena internacional ‒como si alguna vez se hubiera ido‒ para poner orden como un gendarme benefactor y las malas prácticas de su antecesor eran cosa del pasado, y se iban a implementar unas políticas favorables para el mundo y nuestro continente.

Han pasado ocho meses desde la posesión de Biden y este tiempo es más que suficiente para contrastar esta retórica con la realidad de la política imperialista de Estados Unidos, tal como lo hacemos en este ensayo, en el que hablamos de “imperialismo benévolo” como otra construcción ideológica para vender la idea e imagen que ya pasaron los tiempos de las viejas prácticas de guerra y conquista, que ahora supuestamente fueron reemplazadas por el dialogo y la cooperación. Como anticipo podemos decir, que la dura realidad desmiente tan rebosante optimismo.

Y eso se acaba de confirmar, por si hubiera dudas en Afganistán, de donde Estados Unidos ha huido, literalmente, y dejando a su paso un reguero de muerte y destrucción. Esa ocupación neocolonial de veinte años la ha cerrado Joe Biden muy a su estilo criminal de vieja data, con el bombardeo del aeropuerto de Kabul, supuestamente para evitar un ataque terrorista, con un saldo de seis niños despedazados por las bombas inteligentes del imperialismo estadounidense, en una acción propia de terrorismo de Estado internacional Made in USA.

Y, sin embargo, los liberales y seudo demócratas seguidores del globalismo imperialista y que tan beligerantes fueron para denunciar a Donald Trump y se rasgaron las vestiduras cuando fue asaltado el Parlamento en Washington, son los mismos que hoy aplauden los crímenes de Joe Biden y piden mano dura y nuevas invasiones en diversos lugares del mundo, incluyendo a nuestra América. A esos corifeos pro-imperialistas lo de Afganistán no les deja ninguna lección y simplemente quieren que el caos y la desolación que dejan las intervenciones de Estados Unidos se replique por doquier, por la sencilla razón de que son enemigos de la soberanía, la autodeterminación de los pueblos y le tienen miedo a la una democracia de verdad, que vaya más allá de la retórica difundida por falsimedia mundial y sus mentiras sobre Estados Unidos como campeón de la justicia y la libertad.

BIDEN, IMPERIALISTA PURO Y DURO

La construcción del “imperialismo benévolo” parte de un negacionismo evidente, tanto de la historia imperialista de Estados Unidos desde finales del siglo XIX como de la propia trayectoria de Joe Biden. Este antes que un hombre bonachón, lo que es un hipócrita redomado, de aquellos que tiran la piedra y esconden la mano. Un personaje gris, sin ningún carisma, comprometido con los círculos más agresivos y criminales del imperialismo globalista y del aparato militar-industrial e informático. Durante su larga trayectoria política de casi medio siglo, en la que se ha desempeñado como Senador y como vicepresidente del gobierno de Barack Obama (2008-2016), Biden no tuvo ni una sola actuación que acreditara sus pretendidas credenciales de representar algo diferente en la política imperialista. Al respecto cabe recordar que, durante la guerra de las Malvinas de 1982, entre Gran Bretaña y Argentina, sin titubear pidió el respaldo del gobierno de Estados Unidos a la Inglaterra de M. Thatcher en estos términos: «Es claro que el agresor es Argentina y es claro que el Reino Unido tiene razón y debería ser bien claro para todo el mundo a quién apoya Estados Unidos». Sin titubear manifestó: “Mi resolución busca definir de qué lado estamos y ese lado es el británico. Los argentinos tienen que desechar la idea de que Estados Unidos es neutral”.

De ese momento en adelante, Biden un hombre mediocre y apagado, siempre ha sido un claro representante del imperialismo puro y duro, como lo muestran entre otros hechos, su apoyo incondicional al Plan Colombia, a las guerras que Estados Unidos emprendió contra Irak y Afganistán en tiempos de Georges Bush II y siendo vicepresidente de Obama fue coparticipe en la agresión contra Libia y en el asesinato de Gadafi. De la misma forma, respaldó la política de asesinatos selectivos que Obama convirtió en uno de los resortes de su criminal accionar en la arena internacional. Como vicepresidente apoyó la decisión de Obama de declarar a Venezuela como un “peligro para la seguridad de los Estados Unidos”, que fue el comienzo práctico del criminal bloqueo que soporta el país bolivariano desde 2015. A eso se suma que Joe Biden hace parte del círculo ligado a los intereses del lobby judío que apoyan al estado sionista de Israel y respaldan sus crímenes en Oriente Medio.

Con tales antecedentes, no es difícil entender quién es en realidad Joe Biden y los intereses que representa, por lo que resulta casi tragicómico suponer que como presidente iba a actuar en forma diferente a como lo ha hecho a lo largo de su vida. Y esto se demuestra claramente durante los seis meses de la reaparición del “imperialismo benévolo” y sus acciones en nuestra América, examinando algunos asuntos cardinales.

EL “IMPERIALISMO BENEVOLO” EN ACCION

Desde cuando ganó las elecciones a finales del 2020, Biden anunció que Estados Unidos estaba de vuelta en el mundo: “No tenemos tiempo que perder en lo que se refiere a nuestra seguridad nacional y política exterior… Necesito un equipo preparado desde el primer día que me ayude a reclamar el asiento de Estados Unidos a la cabeza de la mesa, a reunir al mundo para hacer frente a los mayores desafíos que enfrentamos y a promover nuestra seguridad, prosperidad y valores”. Dicho, sin eufemismos, esto significa que Estados Unidos reclama su derecho a agredir, masacrar, bombardear a gran parte del mundo cuando se le antoje. Y eso pronto se empezó a hacer, porque Biden ordenó el 26 de febrero el bombardeo de una milicia proiraní en Siria, como resultado del cual fueron masacradas 22 personas. En ese momento Biden llevaba 40 días como presidente y continuaba con la tradición de presentarse ante el mundo mediante un criminal bombardeo, lo que viola los principios más elementales del Derecho Internacional.

El regreso de Estados Unidos se manifiesta en acciones belicistas contra China y Rusia, como lo ha reafirmado la OTAN y los vasallos de la Unión Europea a mediados de junio, al sostener que Pekín y Moscú deben “terminar con sus políticas desestabilizadores”, dar a conocer sus secretos militares y defender los derechos humanos, al tiempo que señalaron que luego del retiro de tropas de Estados Unidos, mantendrán su presencia en Afganistán. Incluso, los círculos más belicistas del partido demócrata, que están ahora en el gobierno, son partidarios de emprender una guerra contra China y Rusia, idea que también seduce al “bonachón” de Biden. El objetivo radica en tratar de recuperar su menguada hegemonía, seriamente resquebrajada durante el gobierno de Donald Trump, pero que responde a procesos estructurales de larga data, relacionados con la conversión de China en el taller industrial del mundo y el retorno de Rusia como una potencia militar.

En este contexto de pretender recuperar su hegemonía deben ubicarse los aspectos centrales de la agenda del “imperialismo benévolo” en su patio trasero, entre los que se destacan la migración, el bloqueo a Cuba, la Guerra contra las drogas, la OEA y el apoyo a Guaidó y la guerra de cuarta generación contra Venezuela. Examinemos cada uno de esos aspectos en forma panorámica.

Migración y Muro de la Infamia

Durante su campaña electoral, uno de los tópicos centrales que planteó Biden fue el de impulsar una política migratoria humanitaria y acogedora de los latinoamericanos, muy distinta a la que adelantaba Donald Trump, cuyo símbolo más representativo fue la construcción del Muro de la Infamia, para separar a México de Estados Unidos. Se recalcaba, en plena campaña electoral, que con Biden iban a terminar las cárceles para migrantes pobres en los Estados Unidos, en las que se enjaularon a miles de niños.

Para comenzar, Biden señaló que no iba a construir un metro más del muro, que había iniciado Bill Clinton en la década de 1990. Léase bien, dijo que no iba a construir más, no que lo iba a tumbar, lo cual significa que esa pared de hormigón sigue estando ahí como afrenta material y simbólica y como obstáculo real al cruce de la frontera sur de los Estados Unidos.
En forma rápida se confirmó que la “humanitaria” política migratoria de Joe Biden no se diferencia de la de Donald Trump. Siguen existiendo las cárceles para migrantes, los niños se siguen encarcelando en jaulas, aunque ahora estén administradas por el Pentágono y no por sectores privados. Y lo peor de todo, al señalar que los niños que lleguen solos a territorio estadounidense no van a ser deportados, se generó la detestable práctica de que los migrantes envían a los niños a ver si pueden cruzar la frontera, con la perspectiva de que esta sea la boleta de entrada de ellos mismos en un futuro próximo. Esta política de separación de familias es uno de los aspectos más detestables de la “nueva política migratoria” de Biden.

Como es costumbre, no se ataca la raíz del problema, que se encuentra en la desestabilización económica, social y política de los países latinoamericanos, empezando por los de América Central y el Caribe, que impulsa Washington desde hace décadas, mediante el “Libre Comercio”, el neoliberalismo, la privatización, la construcción de bases militares y el saqueo y despojo de materias primas y bienes naturales. Estas políticas son la fuerza expulsora de millones de personas en nuestra América que, asoladas por la miseria y la violencia estructural, huyen hacia los Estados Unidos, aunque muy pocos puedan coronar la pesadilla americana.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, la cara bonita y multicultural del imperialismo benévolo, ratificó sin medias tintas la continuación de la política migratoria de Trump, que era a su vez un continuador de Obama (quien expulsó a dos millones de migrantes). Eso lo dijo en su gira por Guatemala y México a comienzos de junio de este año. Entre mentiras y retórica diplomática sobre pretendidas ayudas económicas, libre comercio y supuesta cooperación de Estados Unidos con los países centroamericanos, Harris señaló: «Quiero ser clara con la gente de esta región que está pensando en hacer ese peligroso viaje a la frontera entre México y Estados Unidos: No vengan. No vengan. Estados Unidos continuará haciendo cumplir nuestras leyes y asegurando nuestra frontera».

Lo único distinto que planteó Harris en materia de política migratoria es la promoción de un nuevo caballo de injerencia imperialista: la lucha contra la corrupción, un término vaporoso y etéreo en el que cabe todo, como les gusta a los liberales e imperialistas (libertad, derechos humanos, justicia…).Al respecto, Harris sostuvo que el gobierno de Biden para reducir la migración ilegal desde Centroamérica plantea la creación de un ente transnacional que luche contra la corrupción y promueva la inversión de las empresas privadas en las zonas más pobres de los países. Esa nueva entidad, que tendrá poco de transnacional, será presidida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, con recursos destinados a la Justicia, a la Hacienda y al Estado.

En definitiva, en cuestiones migratorias nada nuevo bajo el sol, nada de acoger en forma humanitaria a los migrantes ni de transformar las condiciones de vida en las zonas que expulsan población. Lo que aparece como nuevo es lo más viejo y trasnochado del imperialismo estadounidense: crear instancias manejadas por ellos mimos para luchar contra “nuevos enemigos”, en una típica visión de la guerra fría, el último de los cuales es la corrupción. Eso quiere decir que ahora el intervencionismo tiene una nueva justificación: la lucha contra la corrupción por parte de Estados Unidos y un aparato de ONG injerencistas, como ya lo soportamos hoy cuando se habla de Derechos Humanos y libre comercio. Si en verdad Estados Unidos fuera a luchar contra la corrupción tendría que empezar invadiéndose a sí mismo, porque los niveles de corrupción y crimen que genera en todo el mundo, apoyando a los círculos dominantes en cada país, no tiene parangón ni imitador posible.
Y mientras tanto, los millones de pobres latinoamericanos que intentan llegar a Estados Unidos soportan el mismo trato criminal y racista que le dispensan los imperialistas benévolos de Biden y Harris, que en ese terreno no son diferentes a lo hecho por el infame Donald Trump.

“Guerra contra las drogas”

Desde su época de senador, Joe Biden se distinguió por ser uno de los promotores de la llamada Guerra contra las Drogas, un vocablo Made in USA. Fue el principal promotor del Plan Colombia, una política contrainsurgente que en nuestro país ha dejado ruina, miseria y muerte a lo largo y ancho del país y más fortalecida que nunca a la industria de los narcóticos. Con estos antecedentes, no eran muy buenos los augurios de la política antidrogas de la era Biden y los hechos lo van confirmando.
La columna vertebral de la estrategia de la guerra contra las drogas se mantiene. Se parte de un diagnóstico sobre el consumo interno de drogas por la población de Estados Unidos, la que es considerada como una “epidemia”. En esa dirección se reafirma una lucha contra el narcotráfico, para evitar que las drogas lleguen a territorio estadounidense, la misma prioridad de los gobiernos de ese país desde hace medio siglo, en el gobierno de Richard Nixon. Se recalca al respecto que debe reducirse la oferta de “sustancias ilícitas” que vienen del exterior y para ello se opera como principal ficha a la de siempre, Colombia. Para garantizar esa colaboración de los países satélites, es decir su sumisión incondicional a la política de Washington, se mantiene la política de certificación, con lo que supuestamente se garantiza y se premia el respeto a los derechos humanos.

Y la prueba reina de que en esa materia Biden es la continuación de Trump se encuentra en la certificación que recibió el régimen del subpresidente Iván Duque el primero de marzo de 2021, por la secretaria de Estado de los Estados Unidos. Esa certificación se da luego de evaluar los avances en la lucha contra el narcotráfico en materia de erradicación de cultivos, incautaciones, colaboración judicial con la DEA y otras instancias de Estados Unidos, así como el respeto a los derechos humanos. Y en Colombia, sobre todo esto último no se cumple, por los asesinatos sistemáticos de la administración Duque. Pese a eso, Biden dio vía libre a la certificación de Colombia, un premio a su política genocida y al incumplimiento de la erradicación voluntaria, derivada de los fallidos acuerdos de paz, y la imposición de la erradicación forzada y al uso de glifosato en los próximos meses.

El aval que dio el Departamento de Estado consistió en felicitar al gobierno colombiano por la erradicación de 130 mil hectáreas sembradas con hoja de coca, sin considerar que la productividad por hectárea ahora es mayor y que Colombia sigue siendo el primer productor mundial de hoja de coca, con el 90% del total. En esa certificación se pide redoblar los esfuerzos de erradicación, lo que es simplemente dar la carta franca para el uso del glifosato. Esa certificación supone además conceder “ayudas” de millones de dólares para fortalecer el aparato represivo del estado colombiana, armas con las cuales se mata a los jóvenes de Cali y otras ciudades durante el paro nacional.

En términos prácticos tenemos más de lo mismo: represión a los productores de hoja de coca (el eslabón más débil de la cadena), apoyo a las fuerzas represivas de los Estados, que los Estados sigan siendo sumisos a la guerra de las drogas de los Estados Unidos, que no combate la demanda sino la oferta. Esto tiene un costo humano y ambiental en nuestros países, particularmente en Colombia y México, con miles de muertos, desaparecidos, expulsados de sus tierras, contaminación a granel y ganancias fabulosas para los carteles y el sector financiero que recicla y pone a circular los dineros provenientes de la producción y comercialización de narcóticos.

Bloqueo a Cuba y Guantánamo como centro de tortura
Pese a los anuncios hechos durante el gobierno de Obama de mejorar las relaciones con Cuba, el bloqueo se mantiene y fue acentuado por el gobierno de Trump. En el mismo sentido, Obama hizo promesas de desmontar el centro de torturas de Guantánamo, el enclave imperialista de Estados Unidos en Cuba, apropiado desde 1903 y por el cual paga la fabulosa suma de 4085 dólares de arriendo anual, que deposita en bancos suizos, pero que el gobierno cubano jamás reclama. Esa cárcel y centro de torturas se mantiene y nada indica que Biden lo vaya a cerrar.

En cuanto a Cuba, Biden mantiene las políticas de bloqueo de siempre, sin modifica ni un ápice la agresión imperialista ni las medidas adoptadas por Trump, que lo endurecieron aún más, y entre las que se cuentan el incluir a Cuba como un Estado que apoya el terrorismo, inclusión en la que el régimen del subpresidente Iván Duque cumplió un papel de primer orden.
Biden no ha desmontado nada de lo que heredó de Trump, manteniendo su discurso de promoción de la “Democracia” y los “Derechos Humanos”, para lo que cuenta con el respaldo incondicional de sus vasallos de la Unión Europea.

En plena pandemia ‒de la que puede contrastarse el manejo criminal por parte de Estados Unidos y el trato humanitario de Cuba‒ esa política agresiva de Biden se torna más asesina, porque ha implicado para Cuba el empeoramiento de sus condiciones de vida, ante la parálisis del turismo, la disminución de las remesas, y la dificultad para comprar materias primas e insumos médicos para producir sus propias vacunas, que son de eficacia reconocida.

Las 240 medidas que Trump adoptó contra Cuba han sido mantenidas por el “benévolo” Biden, lo que ocasiona daños a la economía cubana y afecta todos los órdenes de la vida interna en la isla. Este es un crimen de lesa humanidad, que viene siendo condenado desde hace años por la mayoría de los países de la ONU en la votación anual que allí se realiza. En plena campaña electoral, Biden había prometido que “trataría de revertir las políticas fallidas de Trump que infligieron daño a los cubanos y sus familias…”. Hasta el momento eso es letra muerta, porque ha sido un perfecto continuador de Trump.

Aún más, y para darse cuenta de lo que representa el “imperialismo benévolo” en Nuestra América, Biden continua las políticas agresivas contra Cuba que se iniciaron en 1960, cuando el gobierno de Eisenhower dispuso que si Cuba no se rendía era necesario matar de hambre a su pueblo, como lo dijo Lester Mallory, Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos de ese entonces: ”Deben intentarse de inmediato todos los medios para debilitar la economía de Cuba, producir hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

La OEA: el ministerio de colonias de los Estados Unidos

En los últimos años, tanto Obama como Trump hicieron lo posible por destruir los esfuerzos de varios países sudamericanos, encabezados por Venezuela, de construir una nueva arquitectura institucional de integración económica, política y cultural, que permitiera romper con la tutela imperialista, una de cuyas principales instrumentos es la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo verdadero nombre inmortalizó el canciller cubano Raúl Roa al denominarla como El Ministerio de Colonias de los Estados Unidos.

En contraposición al Alba, Unasur y Mercosur, Estados Unidos impulsó la Alianza del Pacífico (integrada por Colombia, Perú, Chile, México…), la creación de la Pandilla de Lima como grupo de agresión contra el gobierno bolivariano de Venezuela e intentó revivir a la moribunda e insepulta OEA.

Durante el gobierno de Donald Trump en cuanto a la acción de la OEA, Nuestra América vivió un retroceso de 60 años, retornando a los tiempos más oscuros de la Guerra Fría y del anticomunismo, como lo demuestran hechos que van a quedar en los anales de la infamia universal: el carácter injerencista de la OEA, como perro faldero de Washington, en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, países cuyos gobiernos no son afectos a los Estados Unidos, y el respaldo incondicional a los regímenes criminales del continente, el campeón de los cuales es Colombia; la participación directa de la OEA, a través de esa ficha del imperialismo que es su Secretario General, en el derrocamiento de Evo Morales en 2019 y en las masacres de decenas de personas que de allí se derivaron; el papel vergonzoso en aceptar como representante de Venezuela (cuando este país había iniciado su retiro de ese cadáver putrefacto) a un títere, Juan Guaidó, que se autoproclamó como su Presidente, por “sugerencia” de los Estados Unidos; el respaldo abierto a la intervención de Estados Unidos y sus lacayos, con el régimen de Santos y luego de Duque al frente, en Venezuela en diversas ocasiones, como la de la “intervención humanitaria” de febrero de 2019…
Pues Biden no ha dado muestras de que va a cambiar en su manejo de la OEA, como uno de los instrumentos centrales de su injerencia en el continente. Eso lo demuestra el papel que le ha atribuido a Luis Almagro para sabotear al nuevo gobierno boliviano de Luis Arce, mediante la negación del golpe de Estado de 2019 y la protección de la golpista Jeanine Añez, a la que cuando fue apresada por sus crímenes, se le considera una perseguida política, y la OEA y Estados Unidos exigen que sea liberada.
De la misma forma, Estados Unidos continúa con su injerencia en Nicaragua, a la que acaba de condenar a través de la OEA de violar los derechos humanos e impedir la realización de elecciones libres, mientras que calla respecto a los crímenes del gobierno de Iván Duque en Colombia, como clara muestra de los intereses estratégicos de los Estados Unidos.
En suma, no hay nada diferente en el comportamiento del gobierno de Biden y su “imperialismo benévolo” en lo que respecta al papel que se le asigna a la OEA, como puntal diplomático de sus intereses en el continente, lo que supone que ese Ministerio de Colonias sea enemigo declarado de aquellos países que osen distanciarse un milímetro del orden imperialista (como lo ha hecho desde 1954 con el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala y más ostensiblemente después de 1959 contra Cuba) y un respaldo incondicional a los países sumisos a los Estados Unidos, como acontece hoy en el caso Colombia, sobre cuyos crímenes la OEA jamás rebuzna.

Guerra híbrida contra Venezuela

Los diversos gobiernos de los Estados Unidos desde 1998 vienen librando una guerra híbrida contra Venezuela, que fue radicalizada por Barack Obama en 2015, al declarar a la patria de Bolívar como un peligro para su seguridad nacional. Esa decisión fue la declaratoria formal de la guerra hibrida contra Venezuela, que apunta finalmente al derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro, a la imposición de un títere incondicional y a la apropiación por las multinacionales de Estados Unidos de la inmensa riqueza que se encuentra en el suelo del país bolivariano.

Esa guerra híbrida combina los mecanismos clásicos y nuevos de las guerras, entre las cuales sobresalen el bloqueo económico, la piratería financiera, la desinformación, las agresiones militares directas con mercenarios y paramilitares, el aislamiento diplomático. Eso y mucho más se ha aplicado contra Venezuela por parte de los Estados Unidos, una política que está siendo continuada por Joe Biden, quien siempre ha manifestado su animadversión contra el gobierno de Nicolás Maduro y reafirmó su apoyo al títere Juan Guaidó, a quien reconoce como “presidente legítimo” de Venezuela, junto con otros países de lo que se autodenomina “Comunidad Internacional”.

Aunque los asesores de Biden hayan afirmado que no van a insistir en la opción militar directa, mantienen las mimas tácticas de la guerra híbrida de desgaste, de bloqueo económico y financiero, que ha significado el desplazamiento de millones de venezolanos fuera de sus fronteras y una disminución del nivel de vida de gran parte de la población. Eso se acentúa más en tiempos de pandemia, donde el “humanitario” Biden bloquea el acceso de Venezuela a sus propios recursos ‒secuestrados por Estados Unidos e Inglaterra en consonancia con los bancos y el sistema financiero internacional‒, indispensables para comprar vacunas y accesorios médicos.
Tal es el nivel de criminalidad que exhibe el gobierno de Joe Biden que ha impedido el acceso a la suma de diez millones de dólares que necesita Venezuela para acceder a los beneficios del fondo Covax, creado por la ONU, para garantizar el acceso de los países pobres a la inmunización sanitaria contra la Covid-19. Además, como parte de la piratería financiera el Banco Suizo UBS señaló que los 110 millones de dólares que Venezuela ha enviado para ser incluido en el programa Covax, de un total exigido de 120 millones, fueron bloqueados y están bajo investigación. Esto significa negar el acceso de once millones de vacunas a los venezolanos. En eso está la mano criminal del Bonachón gobierno de Joe Biden.

Esta es una medida cruel y criminal de la administración de Joe Biden con el pueblo venezolano, que caracteriza muy bien lo que es el “imperialismo benévolo”.

CONCLUSIÓN

Los elementos analizados en este ensayo son ilustrativos de la política del imperialismo estadounidense con relación a su tradicional patio trasero, hoy por hoy un lugar estratégico en los esfuerzos de Estados Unidos por recuperar su maltrecha hegemonía. Si existen cambios son puramente cosméticos, aplaudidos como una gran transformación por la falsimedia globalista y sus ideólogos, adeptos incondicionales al dominio imperialista de los Estados Unidos. Si se mira la trayectoria del propio Joe Biden queda en evidencia que es un imperialista puro y duro y nada indica, como se evidencia en los primeros ocho meses de su gobierno, que vaya a cambiar la política de garrote y zanahoria que el imperialismo siempre ha usado en nuestra América. Garrote para los que se opongan y asuman políticas independientes y soberanas y zanahoria envenenada para los abyectos y sumisos.

En esta dirección, la agenda imperialista que hemos examinado tiene un tufillo de continuismo de lo que había hecho Trump para hacer “grande a América”, máxima que en el fondo no se distancia de los anuncios grandilocuentes de Biden de que “América (léase Estados Unidos) está de regreso”. Ese regreso quiere decir para nosotros más de lo mismo de siempre: agresiones, invasiones, saboteo, saqueo, expolio, aunque ahora eso se presente con la cara hipócrita del “humanitario imperialismo benévolo”. No es, además, la primera vez que eso ocurre si recordamos dos momentos anteriores: uno el de la “buena vecindad” de la década de 1930 que fue el apoyo de las tenebrosas dictaduras de los Somoza, los Trujillo, los Ubico; y dos la “Alianza para el Progreso” de J. F Kennedy de la década de 1960 que terminó en la imposición de las dictaduras anticomunistas y de seguridad nacional que dejaron miles de muertos, torturados, desaparecidos, exiliados a lo largo y ancho de nuestra América.

Esto implica que en nuestro continente la historia se repite mil veces como tragedia, una tragedia en la que la mano ensangrentada de Washington interviene en forma directa una y otra vez para mantener incólumes sus intereses estratégicos, En esa dirección es bueno recordar, para terminar, que como dijo el criminal Henry Kissinger, “Estados Unidos no tiene amigos, solo tiene intereses”.

Renán Vega Cantor: Profesor Universidad Pedagógica Nacional
https://rebelion.org/el-regreso-del-imperialismo-benevolo-y-su-patio-trasero/


‘Barg el-Lil’: la peripecia antirracista de un pícaro negro en el Túnez del siglo XVI


En los últimos años, la producción literaria árabe que aborda el tema de la esclavitud y el racismo que sufren las personas negras ha aumentado de manera notable. Un ejemplo accesible para el lector y lectora en castellano es Barg el-Lil, una historia original y entretenida, que además es la primera novela árabe moderna que cuenta con un protagonista negro. La obra muestra un ambiente multicultural en el Túnez en la encrucijada entre los imperios otomano y español, y sugiere que los hombres juegan un papel decisivo en la construcción de nuevos paradigmas de género. Recientemente se ha traducido al francés; aunque haya seguido siendo muy poco conocida, Barg el-Lil fue traducida al castellano ya en 1982 por la arabista Ana Ramos y publicada por el Instituto Hispano-Árabe de Cultura.

Barg el-Lil vio la luz en 1961, cuando se fraguaba la construcción del estado poscolonial de Túnez bajo el mando del ‘padre de la patria’ Habib Bourguiba (1903-2000). La obra de Bachir Khreyif (1917-1983) tiene lugar durante los tumultuosos acontecimientos que asolaron la capital tunecina en el siglo XVI: la ocupación otomana a manos de Barbarroja en 1534 y el derrocamiento de este último al año siguiente por la flota de Carlos V. El protagonista de la novela es un esclavo centroafricano cuyo nombre da título a la obra: Barg el-Lil, o ‘el relámpago de la noche’ en árabe. Probablemente el nombre hace alusión a la fugacidad de las acciones del pícaro negro, que vive los también fugaces acontecimientos narrativos entre brincos, correteos y aventuras de toda clase.

Barg el-Lil en la Túnez del siglo XVI: entre la rivalidad imperial y el ‘multiculturalismo’

“Esta es la historia de Barg el-Lil”, se nos dice al principio de la novela, “un muchacho tunecino que, allá por el siglo X de la Hégira, vivió trascendentales acontecimientos históricos que marcaron profundamente su existencia”. Los acontecimientos se corresponden con el derrocamiento, en 1534, del sultán hafsí Muley Hassan a manos de Jair al-Din Barbarroja, y al derrocamiento de este un año más tarde a manos de la flota de Carlos V, cuya ayuda había solicitado el depuesto sultán. Así, la novela nos sitúa desde el principio en la encrucijada que se libró entre los dos grandes imperios mediterráneos de la época, el otomano y el español, en la Túnez del siglo XVI.

El ambiente de la capital tunecina en que tienen lugar las aventuras de Barg es marcadamente “multicultural”, como diríamos ahora. Es constante el ir y venir de los corsarios que llegan desde distintos puntos del Mare Nostrum con botines y cautivos que mantienen encerrados en la Ciudadela, o que venden en los mercados de la ciudad junto a los esclavos circasianos o subsaharianos. También viven en la ciudad algunos moriscos que han logrado escapar del acoso cristiano a los últimos bastiones musulmanes del mítico al-Andalus. Hay también algunos refugiados andalusíes llegados anteriormente, que deleitan a los locales con su música y sus cantos, que a su vez se mezclan con los de beduinos, genoveses y marineros mallorquines que viven en la capital.
Khreyif empezó a experimentar con la ficción histórica en las postrimerías de los sucesos de 1938, cuando se desató la represión violenta por las autoridades coloniales francesas

En las ajetreadas calles de Túnez se oyen distintos árabes, el turco, el italiano y la llamada lingua franca, una koiné lingüística que se desarrolló en el Mediterráneo moderno y que era el medio de comunicación entre cristianos de distintos orígenes y entre cristianos y musulmanes. Al principio de la novela, se nos dice que Barg “comienza su vida siendo esclavo de Sidi Hamed ben al-Najli, sabio que consagró sus días a la búsqueda de la ‘piedra filosofal’ y del ‘elixir de la vida’” (p. 9). El dueño de Barg, como habrá adivinado ya más de un lector, es el Cide Hamete Benengeli que, según Cervantes, escribió El Quijote, y que después ‘el manco de Lepanto’ tradujo. Este gracioso juego de intertextualidad podría entenderse como el intento, por parte de Bachir Khreyif, de retratar el Mediterráneo y las relaciones entre musulmanes y cristianos más allá de la rivalidad y el choque. La alusión a Cide Hamete sugeriría, así, la existencia de una especie de polinización literaria cruzada, porque, al fin y al cabo, si la opera magna de Cervantes se inscribía en el Magreb y bebía de éste, Barg el-Lil retoma el personaje cervantino para colocarlo en el escenario tunecino.

La mezcla, la variedad y el intercambio cultural, lingüístico y literario están muy presentes en Barg el-Lil. Pero ello no es óbice para hacer visibles las desigualdades sociales y culturales que imperaban en el siglo XVI. Prueba de ello es que el protagonista de la historia, como ya se ha mencionado, es un esclavo centroafricano, cuya traumática memoria de aprisionamiento y secuestro relata Khreyif.

Khreyif, ‘la Historia subalterna’ y el género en tiempos de Bourguiba

Bachir Khreyif nació en Nefta, un pueblo de la región sur-occidental de Túnez, en 1917, cuando el país era todavía un protectorado francés (1881-1956). Se trasladó a la capital con su familia cuando era niño, y allí obtuvo una educación tradicional que hacía de la memorización del Corán, la poesía árabe clásica y la formación lingüística su piedra angular. Todo ello le fue de gran ayuda a la hora de leer las crónicas y los manāqīb (o biografías laudatorias) del siglo XVI en que se apoyó para escribir Barg el-Lil. Hoy en día Khreyif es un autor muy conocido en su país y su polifacética obra, que incluye teatro, relato, ensayo y dos novelas históricas, una de ellas Barg el-Lil, forma parte del currículum de educación secundaria en Túnez.

Khreyif empezó a experimentar con la ficción histórica en las postrimerías de los sucesos de 1938, cuando se desató la represión violenta de unas protestas por parte de las autoridades coloniales francesas. Entonces empezó a escribir Balara, que no publicó hasta años después, y que también era un trabajo histórico situado en el poco conocido periodo hafsí (1229-1574, en que Ifriqiya – que cubría partes de la actual Argelia, Túnez y Libia– fue gobernada por una dinastía musulmana sunní de ascendencia bereber). Balara contaba entre los personajes con un esclavo centroafricano que más tarde se convertiría en el protagonista de Barg el-Lil. Pero las protagonistas principales de Balara son mujeres.

Khreyif buscaba arrojar luz sobre las clases populares, esos “protagonistas desconocidos” de la historia que la historiografía clásica ha tendido a ignorar. Según el autor declaró a Fawzi al-Zimrili, el editor de las obras de Khreyif, los historiadores habían tendido a centrarse en ‘los hechos’ relacionados con quienes gobiernan: “El rey murió, vino otro rey, después aquel murió y entonces vino este otro, y así hasta el fin de los días” (Al-Bashīr Khreyīf: Al-A‘māl al-Kāmila [Obras completas de al-Bashir Khreyif], vol. 4 [Tunis: Dar al-Janub, 2007], p. 221). Así pues, en Barg el-Lil hay mujeres espías, y las esclavas (circasianas, calabresas, valencianas, llegadas desde Abisinia o el Sudán) distan de ser meras víctimas: en sus reuniones, una cuenta cómo se las ingenió para causar discordia entre sus captores, otra explica que evitó ser vendida a toda costa porque se había enamorado de su amo, y una tercera relata cómo se compinchó con un ladrón al que vendía los valiosos objetos de su dueño (pp. 34-35).
Si el marco histórico de los debates en torno al género es ineludible a la hora de leer Barg el-Lil, el del antirracismo no lo es menos

En este sentido, la novela se enmarca en el seno del proyecto nacionalista burguibiano de los años 50, en el que las mujeres constituían un símbolo de modernidad. Por aquel entonces, la llamada “cuestión de la mujer” se erigió en piedra angular del discurso de Bourguiba. La aprobación del Código de estatuto personal de 1956, que abolió la poliginia (mal llamada poligamia) y el repudio unilateral por parte del varón, entre otros, consolidó un feminismo de Estado que a día de hoy sigue suscitando acalorados debates en el seno de sectores feministas y no feministas en Túnez, tal y como explica la investigadora Sophie Bessis, autora –entre otros– de una biografía de Bourguiba (Le Monde Diplomatic: Le Défi Tunisien, sept. 2018, p. 7). No es casual, por tanto, que el repudio unilateral sea una de las formas de opresión que más se denuncian en Barg el-Lil. AunqueKhreyif también interviene en los debates sobre las relaciones de género a través de los personajes masculinos.

Los hombres, parece sugerir Khreyif, juegan un papel decisivo en la construcción de nuevos paradigmas de género. Así, Barg y su amigo Sha’shu’ construyen un vínculo de amistad fuerte, basado en la solidaridad recíproca, aunque ello no pasa porque el pícaro acepte sin rechistar los comentarios misóginos que Sha’shu’ profiere en alguna ocasión. En este caso, que Barg desapruebe a su amigo abre una grieta en la camaradería masculina que, como bien ha señalado el feminismo, es clave en la reproducción de los privilegios de los que gozan los individuos que son leídos como hombres.

El racismo y la esclavitud en tiempos revolucionarios: de los años 50 hasta hoy

Si el marco histórico de los debates en torno al género es ineludible a la hora de leer Barg el-Lil, el del antirracismo no lo es menos. Los años 50 fueron testigo del desarrollo de un movimiento que ahora denominaríamos “global”, y que tenía como objetivo la emancipación cultural y política tanto de los pueblos colonizados como de las personas africanas y sus descendientes, dispersas por todo el mundo a causa de la esclavitud.

En ese contexto revolucionario y panafricanista, que es también el de la guerra fría, se celebraron todo tipo de congresos, festivales y cumbres. En 1960, Túnez fue la sede de la Conferencia de Todos los Pueblos Africanos, cuya primera edición había tenido lugar en Accra (Ghana) en 1958. Frantz Fanon escribió su conocido Los condenados de la tierra entre Túnez, donde trabajaba para El Moudjahid, que erael periódico del Frente de Liberación Nacional argelino, y Accra, donde el Gobierno provisional argelino lo envió en calidad de embajador y desde donde realizó viajes a distintos países vecinos.
Aunque ahora todo esto nos resulte familiar, la esclavitud y el llamado “racismo anti-negro” han sido temas muy poco tratados hasta hace poco en Oriente Medio y el Magreb

Es probable que este contexto revolucionario influyera a Khreyif y lo empujara a hacer de un esclavo centroafricano el protagonista de mil y una aventuras. La novela relata el trauma del violento rapto de Barg y el racismo que vive de manera cotidiana: “Era negro y este mundo era el de los blancos” (p. 57). Aquí la blanquitud parece aludir no sólo a los “hombres blancos que llevaban turbante” (p. 58) y que conducían las caravanas que transportaban esclavos y objetos entre distintos puntos del continente africano, sino al conjunto de la población tunecina y al sistema que privilegia la blanquitud en todo el mundo.

Estos pensamientos de Barg, de hecho, pueden ser leídos como una extensión de la crítica fanoniana al racismo sistémico del colonialismo francés en Piel negra, máscaras blancas (1952), que Khreyif transporta a la Túnez hafsí-otomana en que la población negra es explotada por la tunecina blanca o, tomando prestada la formulación del crítico Homi Bhabha, “blanca, aunque no del todo (white, but not quite)”en su artículo “Of Mimicry and Man: The Ambivalence of Colonial Discourse” (p. 153).

Aunque ahora todo esto nos resulte familiar, lo cierto es que la esclavitud y el llamado “racismo anti-negro” han sido temas muy poco tratados hasta hace poco en Oriente Medio y el Magreb. Sin embargo, las cosas están cambiando, sobre todo a raíz de las revoluciones que cumplen su décimo aniversario este año. La segunda edición del ‘Foro sobre la novela árabe’, celebrado en marzo de 2019 en Túnez, de hecho, estuvo dedicada a los temas del racismo y la esclavitud en la literatura árabe. En su ponencia inaugural, el renombrado literato libanés Elias Khoury afirmó que estos temas han estado “silenciados” en el panorama novelístico árabe y destacó el papel de la literatura en romper estos tabúes. El póster del evento internacional lucía la portada de Barg al-Lil, indicando así el papel pionero que la obra de Khreyif ha jugado en este ámbito.

Desde luego, el Magreb está liderando un cambio con respecto al abordaje de estos temas en lo cultural, como ha destacado el crítico Brahim El Guabli para el caso de la literatura marroquí, en su The sub-Saharan African Turn in Moroccan Literature. Se avecinan, pues, nuevos y emocionantes horizontes, pero conviene no olvidar lo que ya se hizo. Ojalá los y las lectoras hispanoablantes se animen a zambullirse en las aventuras del pícaro negro.

Itzea Goikolea-Amiano es investigadora en SOAS-Universidad de Londres y su trabajo versa sobre la historia, literatura y culturas del Magreb moderno y contemporáneo.

Fuente: https://ctxt.es/es/20210801/Culturas/36998/Itzea-Goikolea-Amiano-Bachir-Khreyif-Barg-el-Lil-novela-antirracismo.htm
https://rebelion.org/barg-el-lil-la-peripecia-antirracista-de-un-picaro-negro-en-el-tunez-del-siglo-xvi/


Afganistán no es un nuevo Vietnam: un repliegue desordenado


Después de 20 años de ocupación, los medios de comunicación mostraron al mundo el despegue del último avión de Estados Unidos desde Kabul con su personal militar y diplomático, completando la retirada total de tropas de Afganistán. Un día antes del plazo declarado por Biden en la cumbre virtual del G7: 31 de agosto. Horas después, Mujahid, portavoz del grupo Talibán, declaró la “plena independencia” del país.

No faltaron las analogías entre la retirada de Afganistán y la de Vietnam, analizando los hechos como una derrota estratégica de Estados Unidos. Es difícil resistir la tentación de comparar esas imágenes, tan parecidas entre sí, vistas a vuelo de pájaro y en un intenso bombardeo mediático, principalmente desde los cañones de la prensa progresista. Pero basta detenerse un instante para observar los hechos, y la comparación se vuelve imposible.

¿Cómo es posible pensar que luego de 20 años de invertir en una guerra EE.UU. se retire, derrotado, sin más? ¿Sería viable creer que hubo una victoria talibán al estilo del Vietcong?

Teniendo en cuenta la teoría de Mackinder, que plantea que quien controla el centro de Eurasia controla el mundo, y en un momento de tensión geopolítica como el actual, ¿es viable que EE.UU. ceda territorio nada más y nada menos que en Medio Oriente y deje el camino liberado al accionar de países como Paquistán e India, como China y Rusia?

Recordemos que Afganistán siempre fue el “cementerio de los imperios”, ya desde el año 330 ac con Alejandro Magno, pasando por Gran Bretaña y luego la Unión Soviética (URSS). Si uno lee bien la salida de las tropas soviéticas de Afganistán fueron la antesala de la caída del muro de Berlín, y luego de la disolución de la URSS.

No es posible arrojar luz sobre los acontecimientos actuales si no nos remontamos a la victoria de la Revolución Saur de 1978, que llevó al poder al Partido Democrático Popular de Afganistán. Fue la victoria de un proyecto que devolvió derechos y libertades a una población con una tasa de analfabetismo del 95%, sumida en la pobreza extrema y la desigualdad.

El programa incluyó banderas como reforma agraria integral, libertades para las mujeres como derecho a no usar velo, legalización del trabajo femenino y ley del divorcio.

Estados Unidos y sus aliados regionales no perdieron el tiempo y combatieron la revolución desde el comienzo, financiando y armando a los islamitas (padres del talibán actual), que combatían al gobierno socialista afgano. Tras la derrota de la URSS y la caída del Muro de Berlín, finalmente, la revolución Saur fue derrotada por los muyahidines.

El propio Ronald Reagan se refirió a ellos de esta manera: “Estos muyahidín tienen en sus entrañas el espíritu de los padres fundadores de EE.UU.”. En Occidente, los muyahidínes o luchadores de la fe islámica eran presentados como los “freedom fighters” (luchadores de la libertad), y hasta Hollywood puso a Rambo como su aliado en una película de 1988.

En abril de 1992, se hicieron con el poder en Afganistán y cayó el gobierno revolucionario. Occidente rápidamente los reconoció como autoridades legítimas y la sociedad civil que intentó edificar el proyecto socialista fue rápidamente reprimida con la más rígida interpretación de la Sharia o Ley Islámica.

Volvió la pena de muerte por adulterio para las mujeres y el uso del velo obligatorio, como expresiones del retroceso absoluto en materia de libertades para el pueblo.

Los Talibán fueron en ascenso a partir de esa fecha, aumentando su poderío gracias al financiamiento de Estados Unidos y la CIA, en un romance basado en los negocios del opio y la heroína con sus aliados locales.

Julián Assange, fundador de Wikileaks, dijo en 2011 que “el objetivo es utilizar a Afganistán para lavar dinero de las bases impositivas de Estados Unidos y de países europeos y traerlo de vuelta a las manos de las elites de la seguridad transnacional”. Agregaba también que el objetivo es una “guerra eterna, no una guerra exitosa”.

La misma Hillary Clinton declaró públicamente su plan de formación de la milicia muyahidín, con base en Paquistán. En 1996 derrocaron al también fundamentalista Rabbani y fundaron el Primer Emirato Islámico de Afganistán.

El 11 de septiembre el mundo asistió a las imágenes del “atentado” a las torres gemelas del Word Trade Center en Estados Unidos. La estrategia de construcción del terrorismo como el enemigo común, con el rostro de Osama Bin Laden en todas las pantallas, dio el marco de justificación para la invasión en Afganistán por parte de tropas estadounidenses.

Los muyahidines, los Talibán, EEUU y la OTAN llevaron a Afganistán al lugar que tenía antes del triunfo de la revolución Saur: uno de los países más pobres del mundo.

Un fenómeno que se da desde la invasión y que explica el desarrollo de los hechos actuales, es la presencia de mercenarios en territorio afgano, a través de las contratistas militares privadas. Estas corporaciones fueron reemplazando la presencia de tropas regulares, y no solo no se fueron, sino que se siguen llevando hasta el día de hoy enormes ganancias en dólares.

Las más importantes, como Rathyon o Northrop Grumman, son propiedad del complejo militar del Pentágono. Al menos 800 mil millones de dólares en costos directos de guerra y 2,26 billones en total, se han gastado en la guerra de Afganistán. Negocio redondo.

En este marco de alianzas es que transcurren estos 20 años de guerra, y explican la presencia de una pieza clave: Abdul Ghani Baradar, apodado por los anglosajones como “el carnicero”, acusado de ser el autor intelectual de las bombas no convencionales, fundador y líder Talibán que se perfila como el próximo presidente en Afganistán.

En 2001 fue apresado en Paquistán por pedido de EEUU y la OTAN, por su participación en el 11S. Los mismos que pidieron su detención, exigieron más tarde, su liberación. Regresa al poder 20 años después: Estados Unidos presionó por su liberación cuando la administración estaba en manos de Donald Trump. En 2020, se firmó el acuerdo de Doha en Qatar, donde se fija el calendario para la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán y la liberación de cinco mil taliban. ¿La foto del acuerdo? Mike Pompeo y Baradar.

El líder Talibán, desde el anuncio definitivo de la retirada de tropas, se ha reunido con los actores globales más influyentes, desde la CIA, hasta las altas autoridades chinas. El grupo extremista está claramente negociando con quienes van a determinar las reglas de la posible gobernabilidad en suelo afgano.

Quienes hoy disputan el control del terreno a nivel global miran a Afganistán no solo por su ubicación, sino por los recursos naturales estratégicos que están ansiosos por explotar. Por un lado, su posición es central en la geopolítica internacional, principalmente teniendo en cuenta la relación de China con Paquistán, en el marco del desarrollo del corredor económico entre ambos países como parte del plan chino de la Franja y la Ruta, o Ruta de la Seda.

Por otro lado, este país contiene en sus entrañas las apetecibles tierras raras y es una de las reservas de litio más grandes del mundo, central para el desarrollo de lo que en plena cuarta revolución industrial se encuentra en el centro de la disputa: el 5G y la tecnología de punta necesaria para la digitalización del sistema económico.

Lo que es evidente es que aún no hay un claro ganador en el desarrollo del conflicto en Afganistán. Los actores de peso pesado intentan inclinar la balanza en base a sus intereses, en una disputa bautizada como G2 Estados Unidos – China, por imponer las reglas del juego. La disputa principal también se juega en suelo afgano. Lo que sí es claro es que la guerra ha cambiado definitivamente sus formas en el siglo XXI.

La pregunta que se abre es ¿podrá el pueblo afgano garantizar su autodeterminación y alcanzar ciertos niveles de gobernabilidad? O por el contrario, ¿se seguirá profundizando un escenario de caos, crisis y desestabilización, no solo de Afganistán, sino de todo el territorio de Medio Oriente?

Recordemos los ataques que Isis se atribuyó en Kabul días después de que Estados Unidos emprendiera su retirada de tropas. Todo pareciera indicar que el caos y la desestabilización sirven a algunos de los intereses en juego.

Pensar el conflicto en el marco de una guerra multidimensional global, nos habilita a pensar soluciones al conflicto en Afganistán. Ya no es suficiente leer la guerra en términos de ejércitos regulares, sino que es necesario considerar la guerra mediática, diplomática, económica, psicológica.

No podemos dejar de observar el bombardeo mediático de estos días. Las redes sociales reprodujeron una y otra vez imágenes de mujeres y el terror que les espera en manos de los talibán. Hasta la ONU – con Bachelet – y el Banco Mundial mostraron su preocupación. ¿Qué pasó con los “garantes de la paz mundial” durante estos 20 años de guerra?

Las mismas mujeres afganas, organizadas en la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA, fundada en 1977), enviaron un mensaje claro a las mujeres del mundo sobre su situación.

A través del portal Lat Fem expresaron: ”Por favor, utilicen todos sus medios en este momento para exponer la verdadera naturaleza de los 20 años de guerra entre Estados Unidos y la OTAN bajo los engañosos títulos de derechos de la mujer y guerra contra el terror. Después de desperdiciar millones de dólares y miles de vidas, los misóginos y criminales talibanes están de regreso, más poderosos que nunca».

El panorama abre diversos escenarios posibles. Una lectura aguda y detenida es fundamental para no realizar análisis lineales, y observar la complejidad, el conflicto y la contradicción como dimensiones fundamentales del análisis. En este contexto se juega su destino el pueblo afgano en términos de dignidad o muerte. Y especialmente, las mujeres.

*Investigadora y redactora argentina del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Psicóloga. Mg. en Seguridad de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos.

https://estrategia.la/2021/09/01/afganistan-no-es-un-nuevo-vietnam-un-repliegue-desordenado/
https://rebelion.org/afganistan-no-es-un-nuevo-vietnam-un-repliegue-desordenado/





La educación como peligro


La ola amenazante de una mutación del Covid 19 generó terror por la difusión que los intereses de las empresas farmacéuticas transnacionales impusieron a través de los medios de información, cuyos propietarios suelen tener nexos empresariales con las farmacéuticas.

En México la derecha se convirtió en vocera de las empresas farmacéuticas, primero presionando para que los niños mexicanos sean vacunados cuando en ningún país del mundo se autoriza dicha inmunización para menores de 12 años. Ahora es la crítica por las clases presenciales, a pesar de que fueron los primeros en cuestionar las deficiencias de la educación a distancia.

Históricamente la derecha es enemiga de la educación, su propia preparación pragmática lo comprueba. Basta con recordar que Hitler y Pinochet quemaron libros como si fueran bombones. Bolsonaro está a punto de hacer lo mismo.

Así, la derecha mexicana, y seguramente otras más, matan dos pájaros de un tiro: uno, critican al gobierno con temas sensibles como la salud y la niñez, y, dos, favorecen los intereses de los dueños de la salud y de la enfermedad en el mundo, práctica que no hacen gratuitamente.

Las empresas farmacéuticas salvaron al mundo, pero también su salud financiera que quieren seguir fortaleciendo con pandemias híbridas, donde el temor mueve al consumo masivos de nuevas vacunas ya en preparación.

Para los laboratorios farmacéuticos, transnacionales en su gran mayoría, lo mejor es que la pandemia dure eternamente, de ahí que en América anuncia que en Sudáfrica un médico descubrió una variante del coronavirus, y en Sudáfrica difunden que en América un especialista descubrió una variante del Covid. El caso es que los gobiernos, sigan comprando medicamentos y la gente temiendo contagiarse.

Este panorama es oro molido para la derecha en México y en otros países que requiere que la educación simplemente no exista. Tenemos el claro ejemplo del excandidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, quien dijo estar muy preocupado por el riesgo de contagio de los estudiantes. Y en cuestión de horas Marko Cortés, líder nacional del PAN, subió en Twitter una foto de él, llevando a sus dos hijos a la escuela.

Anaya asegura que las medidas del gobierno mexicano son “chafas” y que no alcanza para justificar el retorno a los salones de clase. Pero en las escuelas particulares el propio líder nacional del PAN lleva personalmente sus hijos a la escuela. Como si fueran distintas ante la pandemia. No podemos entender que sólo las particulares garantizan la protección de los estudiantes, en este caso habría mexicanos de primera y de segunda y esto viniendo de líderes de un partido político resulta antidemocrático racista, segregacionista, discriminador y repulsivo.

Por otra parte, sabemos que la pandemia que afectó la economía de todo el mundo benefició a las grandes empresas fabricantes de la vacuna y los medicamentos para contraatacar al Covid 19.

En México, según los datos de la Secretaría de Hacienda, es el triple de lo que el Gobierno de México gasta en el pago de pensiones anualmente, valorado en 1 billón de pesos mexicanos. Lo recaudado por las empresas es cuatro veces mayor que los 660.000.000.000 de pesos presupuestados para el sector sanitario este 2021.

Por su parte, Johnson & Johnson, tiene un valor bursátil de 436.477.000.000 de dólares, un 10 por ciento más que los 384.272.000.000 registrados hasta antes de comenzar la crisis sanitaria. Esta farmacéutica abrió en 2021 con un nivel de 422.000.000.000 de dólares.

Pfizer, tiene un valor de 217.000.000.000 de dólares previo al brote de la pandemia, que alcanzó un pico a finales del año pasado de 235.000.000.000 y bajó a 206.000.000.000 en enero de 2021.

Este panorama también anuncia el próximo fin de las ganancias exorbitantes, por lo que nada pierden con invertir en los medios el temor a nuevas variantes del Covid 19 y a mutaciones que producen los ya vacunados que vuelven a contagiarse.

La derecha se acomide a ser difusores de los intereses de los laboratorios farmacéuticos y se erigen paladines de la salud cuando detrás de todo esto hay un gran negocio. Aprovechan el temor al contagio de una cepa nueva, que bien podría ser imaginaria, para que la población permanezca ignorante y la escuela sea una opción y no un derecho. Es decir, la educación como una mercancía al alcance para una minoría privilegiada, el resto que asistan, bajo su riego. El derecho a la educación como un peligro para quien lo ejerce.
https://rebelion.org/la-educacion-como-peligro/



Hambruna en Madagascar por la crisis climática


El cambio climático es un multiplicador y potenciador feroz de desastres naturales y eventos extremos que dan como resultado mayores condiciones de hambre, pobreza, conflictos, migraciones y muerte. Lo avisaba hace unas semanas el panel de especialistas en cambio climático de la ONU en su último informe: ningún rincón del planeta está a salvo de la crisis climática. Y bien lo sabe Madagascar, que se enfrenta a una situación de hambruna extrema, no por conflictos armados o por la situación política y social como suele ser habitual, sino como consecuencia del calentamiento global de la atmósfera.

Madagascar es un país insular situado en la costa sureste de África. Alrededor del 62% de su población es rural y depende principalmente de la agricultura para subsistir. A diferencia del norte y centro de la nación, que se caracterizan por un clima más tropical, el sur es seco y árido; y cada vez más. Actualmente sufre la peor sequía en las últimas cuatro décadas (combinada con la subida de los precios de los alimentos, las tormentas de arena y las plagas que afectan a los cultivos básicos) y más de 1 millón de personas están en situación de inseguridad alimentaria, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA). En Amboasary, uno de los distritos más al sur, se estima que 14.000 de los 200.000 habitantes ya se encuentran en la Fase 5 -el nivel más alto- de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF), es decir, en condiciones de hambruna. Para octubre, con la llegada de la época del año en la que se agotan las reservas de alimentos, se espera que la crisis empeore drásticamente, y calculan que serán cerca de 30.000 las personas que se enfrenten a niveles sin precedentes de inseguridad alimentaria y desnutrición.

«Las familias han estado viviendo de frutos rojos de cactus, hojas silvestres y langostas durante meses. No podemos dar la espalda a las personas que viven aquí, mientras la sequía pone en peligro miles de vidas inocentes. Ahora es el momento de actuar y seguir apoyando al gobierno malgache para contener los efectos del cambio climático y salvar vidas», manifestaba el pasado junio David Beasley, director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

También debido a la sequía se prevé que al menos medio millón de niños y niñas menores de cinco años del sur de Madagascar padezcan desnutrición aguda, incluidos 110.000 en estado grave, provocando «daños irreversibles en su crecimiento y desarrollo», alertan desde la agencia de la ONU. «Es probable que el número de niños con desnutrición aguda se cuadruplique desde la evaluación anterior realizada en octubre de 2020», señalaban recientemente UNICEF y el PMA.

El cambio climático hace que las sequías sean cada vez más severas, y a medida que vaya aumentando la temperatura global irá a peor. Si no llueve, no hay cosechas, y si no hay cosechas, las familias que dependen de ellas no pueden comer y, en resumen, sobrevivir. Además, las sequías pueden provocar un aumento de la deforestación a medida que los agricultores amplían las zonas de cultivo para compensar la reducción del rendimiento de las cosechas.

Aun así, las sequías no son el único problema derivado del cambio climático al que se enfrenta el país insular. En el sureste y este, los cambios en los patrones e intensidad de las lluvias han sido un problema mayor que las propias sequías: «Las lluvias intensas, incluidas las asociadas a los ciclones, intensifican el agotamiento de los nutrientes del suelo (incluidos el nitrógeno, el fósforo y el potasio) asociado a la agricultura de tala y quema, especialmente si los agricultores no utilizan cultivos de cobertura», apunta un análisis científico reciente. Además, el documento insiste en que «el cambio climático supone una amenaza creciente para la consecución de los objetivos de desarrollo, pero no siempre se tiene en cuenta sistemáticamente en los planes de desarrollo y en el diseño de los proyectos».

Aumento de las temperaturas, reducción y la variabilidad de las precipitaciones, mayor frecuencia de las sequías, mayor intensidad de los ciclones, y aumento del nivel del mar son los principales fenómenos extremos a los que está expuesto el país. Cuanto más se tarde en mitigar el cambio climático, así como adaptarse a sus efectos, más graves serán las consecuencias sobre Madagascar y otras tantas regiones vulnerables que, a pesar de todo, apenas han contribuido a empeorar la salud del planeta.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/hambruna-madagascar-crisis-climatica/
https://rebelion.org/hambruna-en-madagascar-por-la-crisis-climatica/


Cómo la deuda externa se conecta con el endeudamiento en los hogares y pesa más sobre las mujeres


«Hoy estamos sujetas a un nuevo modo de encarcelamiento. Antes estábamos encerradas en las casas, dependientes, controladas. Hoy estamos encarceladas por condiciones inhumanas de trabajo, encarceladas por la deuda», dijo Silvia Federici en la presentación del libro que compiló junto a Verónica Gago y Luci Cavallero: ¿Quién le debe a quién? Ensayos transnacionales de desobediencia financiera (Tinta Limón y Fundación Rosa Luxemburgo). Allí se devela cómo la deuda externa se traduce en deuda doméstica y cuáles son las estrategias de resistencia que se elaboran en distintas partes del mundo.

¿Quién le debe a quién? es una pregunta que parece simple y, sin embargo, implica una inversión de fondo. Dar vuelta la tortilla. No tomar por supuesto quiénes tienen derecho a reclamar la cuenta impaga. Esa pregunta está por debajo de la coyuntura nacional y global, como un tendido de hilos que lo demarcan todo. ¿Qué deudas? ¿De quién? ¿Desde cuándo y hasta cuándo? ¿Quiénes son lxs acreedorxs?

Hacer la pregunta y ponerle cuerpos concretos, desnaturaliza la abstracción financiera, tanto de la deuda externa como de las deudas domésticas. De estas cuestiones nos ocupamos en el libro que acabamos de publicar junto a la teórica y militante feminista italiana Silvia Federici, autora de la consigna que hoy es grafiti popular: “No es amor, es trabajo no pago”.

Se trata de un libro-manifiesto titulado con esa misma pregunta: ¿Quién le debe a quién? Ensayos transnacionales de desobediencia financiera (Tinta Limón & Fundación Rosa Luxemburgo). Compone un mapa de análisis y experiencias de confrontación con la deuda externa y doméstica, a partir de escrituras desde Argentina, Puerto Rico, Chile, Ecuador, Guatemala, Marruecos, España, Estados Unidos, Italia y Brasil. Porque preguntar quién le debe a quién nos ubica, de modo inevitable, en el plano de la acción.

Una serie de movimientos feministas, antirracistas y populares están aquí y ahora resistiendo al endeudamiento, haciendo de la lucha contra la deuda (tanto pública como privada) una consigna en varias geografías. La pregunta puede ir más lejos, ¿cómo se anudan las deudas y los trabajos? O dicho de otra manera: ¿de qué trabajos se nutre el endeudamiento?

La deuda vampiriza los esfuerzos. En las casas, está antes del trabajo y del ingreso. Esa precedencia temporal la convierte en una aspiradora de los esfuerzos por venir. Y, por tanto, pone las condiciones para que el trabajo se haga más precario y se acumule junto a la carga de tareas de cuidado.

Desde las prácticas que se narran en el libro queda claro que la deuda es una herramienta política de gobierno y que no hay manera de comprenderla y desarmarla sin una narración también política de su funcionamiento. La hipótesis con la que trabajamos es la siguiente: una lectura que profundiza y pluraliza lo que significa el endeudamiento, haciendo énfasis en cómo la deuda aterriza en la vida cotidiana de las personas, permite también ampliar lo que entendemos como luchas contra la deuda.

En nuestro país, la discusión sobre quién le debe a quién está más vigente que nunca: en la demanda por un salario universal que se reivindica a partir de exigir el reconocimiento de trabajos comunitarios, estratégicos aún más en pandemia; cuando el estado contabiliza los años de cuidado como aportes para el acceso a la jubilación, reconociendo un trabajo ya realizado; y al mismo tiempo, cuando se discute la ilegitimidad de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.

La deuda como guerra

Silvia Federici lo dice de manera contundente y lo señaló en la primera presentación pública del libro (Presentamos ¿Quién le debe a quién? Ensayos transnacionales de desobediencia financiera): “La deuda externa es una forma de guerra que ha comenzado a fines de los años 70 como parte de la reorganización de la economía global, como parte de esta fase del capitalismo que se llama neoliberalismo. Ha sido usada como una herramienta de esclavización, de despojo y de empobrecimiento. Y sobre todo en el Sur global, como una herramienta de recolonización, justo luego de las luchas anti coloniales.

“Ha sido creada artificialmente, impulsando a los países que salían de ser colonias a tomar préstamos, con un interés muy bajo, y después incrementaron los intereses sobre el dólar, que es la moneda de los préstamos. Así que, de la mañana a la noche, gran parte del mundo que venía de luchas fuertísimas se encontró completamente endeudado. Y esta deuda ha servido para cortar los servicios sociales, para reformar y ajustar estructuralmente. Prácticamente, la deuda ha sido la manera de recolonizar las economías”.

El vínculo entre deuda externa y colonización es clave porque apunta a su dinámica propiamente política y, más precisamente, geopolítica. Por un lado, porque en esa recolonización se convierte en una herramienta que obligará a la venta de recursos naturales, marcando un nexo clave entre deuda y extractivismo. Por otro, porque disciplina hacia adentro de los países con el recorte de presupuestos y servicios públicos, limitando la posibilidad de acción de los gobiernos.

Un paso siguiente es su traducción en deuda privada o doméstica. “Es importante focalizarnos sobre la deuda que afecta especialmente a las mujeres. En estos años hemos descubierto -en Estados Unidos, aunque es una situación global- que las mujeres que trabajan tienen una deuda enorme. ¿Y por qué? Porque en los trabajos que tienen reciben sueldos mínimos, lo cual no les permite ninguna autonomía”.

La deuda externa tiene, en el caso de los países tercermundistas, un histórico vínculo con la limitación de las políticas públicas: siempre a favor del recorte y la llamada “austeridad”. Como en un juego de dominó, progresivamente la deuda externa, a medida que empobrece, se conecta con la expansión del endeudamiento de los hogares.

En nuestro país, las políticas de ajuste aplicadas bajo el chantaje del FMI han producido siempre una caída sostenida en el poder adquisitivo de los ingresos (salarios, jubilaciones y subsidios) y una saga de privatizaciones y recortes. Pero con la deuda externa monumental negociada en el apuro electoral del gobierno de Mauricio Macri, se dio un salto cualitativo: la deuda se tradujo en velocidad inédita en la experiencia cotidiana de estar endeudadas para vivir, mientras se devaluaba la moneda y se fugaban divisas.

Hacer malabares estirando los ingresos con financiación de tarjetas de créditos, préstamos familiares y agencias de efectivo rápido se volvió algo cotidiano para gran parte de la población. En ese sentido, en el libro proponemos el término “colonización financiera de la reproducción social” para nombrar el proceso por el cual las poblaciones más precarizadas, pasan a depender de la deuda para el sostenimiento de su economía diaria.

Con la pandemia, como sabemos, todo se agravó. En números abrumadores, ha significado para muchos hogares la aparición de nuevas deudas. Pero también y, al mismo tiempo, se han incrementado los trabajos reproductivos y, en particular, de cuidados. Así, la situación es paradójica y problemática: trabajar más y, al mismo tiempo, estar más endeudadas.

Este es un fenómeno global que también atraviesa los textos del libro: frente a la idea de suspensión, de un detenimiento de ciertas actividades durante la cuarentena, los trabajos reproductivos se intensificaron, al mismo tiempo que aumentó el endeudamiento de los hogares, haciendo que el sector financiero sea uno de los grandes beneficiados en medio de una crisis sanitaria, ecológica y social sin precedentes. ¿Cómo se está enfrentando esta situación en cada lugar? ¿Qué disputas existen sobre la salida de la pandemia en términos de endeudamiento, pero también de reconocimiento de los trabajos llamados esenciales? ¿Qué estrategias son necesarias para invertir la carga de la deuda?

Luchas contra la deuda

Una lectura que pone imágenes concretas y pluraliza la comprensión de lo que significa el endeudamiento permite también ampliar lo que entendemos por estrategias contra la deuda. En ¿Quién le debe a quién?… , la Colectiva Feminista en Construcción, de Puerto Rico, narra su militancia contra la deuda en clave anticolonial.

El paro internacional feminista de 2017 fue un punto clave: “Allí, mujeres, en toda nuestra diversidad, pusimos nuestros cuerpos en la calle, frente a la Policía, con un mensaje claro y contundente: no aceptaríamos ni una medida de austeridad más y exigíamos la cancelación de la deuda ilegal” dicen Shariana Ferrer y Zoán Tanis.

Su consigna desde entonces es “Nosotras contra la deuda”. Para el 8M de 2019 impulsaron el “Embargo Feminista” contra los bancos, responsables de decenas de miles de desahucios a familias, pero que además habían participado activamente en el esquema de endeudamiento gubernamental.

La deuda no sólo se apropia de lo público y lo común, sino que también ha invadido las casas. Este problema se replica de modos diversos en varios lugares del mundo. El texto entre el Colectivo NiUnaMenos e Inquilinos Agrupados vuelve a decir “la casa no puede ser un lugar de especulación inmobiliaria ni de violencia de género”, marcando cómo se entreveraron esas cuestiones en el abuso de propietarios con amenazas de desalojo mientras que las situaciones de encierro pandémico agravaban las violencias domésticas.

Desde el madrileño barrio de San Diego, se cuenta que ondea una pancarta contra la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), para identificar quiénes se ocultan en la sigla que firma los desalojos. Sareb es conocida como “la mano invisible detrás de la subida de alquiler actual en el Estado español”.

Uno de los grandes compradores de las carteras de Sareb es el fondo de inversión Blackstone. Escribe Lotta Meri Pirita Tenhunen de la Plataforma Afectados por la Hipoteca (PAH): “En plena pandemia, tejimos nuestra campaña por una vida digna en una vivienda digna, algo que veníamos discutiendo con la huelga feminista”.

La deuda parece un problema individual y privado, por lo que pretende anular la capacidad de protesta social. Dice Federici: “A diferencia de la explotación laboral, la deuda es una explotación individualizante. Es una explotación que te aísla. Existís en relación individual: unx con un banco, con una compañía de préstamos, con la tarjeta. Además, es un tipo de explotación que es invisibilizada. Y que te hace sentir culpable. Y por eso es tan eficaz”.

Justamente lo que ha pasado es que la deuda ha logrado aterrizarse e inmiscuirse en muchos territorios disímiles, sacando provecho de cada uno de manera diferente. Gladys Tzul, investigadora y activista de Guatemala, escribe que la toma de deuda que pone de garantía a las tierras comunitarias indígenas, amenaza su carácter inembargable y colectivo. Muchos de los créditos se entregan mediante los “finqueros locales”, que son los hijos de militares que se han apropiado de manera ilegal y/o por la fuerza de tierras en el contexto de la guerra guatemalteca. Esos mismos créditos se usan para acelerar la conversión al cultivo de palma africana con agrotóxicos.

¡A desendeudar!

La antropóloga y activista Hannah Appel es co-fundadora del Debt Collective de Estados Unidos, que cada día está interpelando a Joe Biden para la cancelación de la deuda estudiantil. Movilizar la historia abolicionista en relación a la deuda, le permite conectar los diferentes movimientos surgidos en los últimos años en EE.UU. -de Occupy Wall Street a Black Lives Matter- para proponer estratégicamente crear sindicatos de deudorxs, que desarmen la experiencia de aislamiento que implica la deuda.

La cuestión, insiste, es cómo desplegar un poder colectivo capaz de ejercer presión sobre el sistema financiero: “¿Es posible aprovechar este endeudamiento desigual y masivo que caracteriza la etapa actual del capitalismo para construir poder? De ser así, ¿cómo usamos ese poder para crear los sistemas financieros alternativos y las relaciones que necesitamos?”.

La cuestión de otras arquitecturas, arreglos e instituciones financieras es fundamental para dar un paso propositivo y disputarle a la deuda justamente su carácter salvador a altísimos costos: eso que hace cuando nos saca de un apuro frente a un vencimiento, cuando nos permite comprar lo que necesitamos ante la urgencia.

Este debate implica también evidenciar de qué manera se direcciona el crédito en nuestros países, cuál es el rol de los bancos en el financiamiento de las actividades productivas y cuál es el andamiaje institucional que vehiculiza el saqueo.

Desde Ecuador, la organización feminista Mujeres de Frente junto con la experiencia de la Caja de Ahorro 1 de Mayo, proponen el armado de “comunidades de cooperación” para desviarse de los circuitos usurarios y organizar otras lógicas vinculadas al trabajo en las economías populares de calle.

Así, las mujeres de la organización, donde se encuentran comerciantes y ambulantes, recicladoras, trabajadoras del hogar a destajo, mujeres excarceladas, acceden a sus necesidades de financiamiento con tasas de interés menores a las que ofrece la banca y los chulqueros (prestamistas informales) y con la posibilidad de presentar garantías colectivas para evitar que la deuda actúe como fuente de pérdida de relaciones personales.

Andrea Aguirre, fundadora de la organización, lo cuenta muy claro: “Podríamos sintetizar que la policía, la central de riesgos y la deuda son tres elementos de bloqueo de la economía popular. La Caja funciona como apertura de una posibilidad de ahorro y crédito en la desigualdad. Los créditos para comerciantes autónomas fueron pensados muy al ras de lo que las compañeras fueron narrando y se han utilizado como inversión para sostener el comercio”.

“Nos deben una vida” es una explicación sintética y contundente de cómo pasarle la cuenta al neoliberalismo. Se viralizó como grafiti con el fragor de la revuelta en Chile, poniendo la deuda en el centro. Juan Pablo Rojas, del colectivo Deuda Educativa, ha venido militando y denunciando el lugar central que tiene el endeudamiento en el modelo impuesto por la dictadura de Pinochet, y las distintas estrategias que se están llevando a cabo para enfrentarlo, desde el litigio judicial a la acción directa.

El 26 de agosto de 2020, luego de presentar el proyecto en el Congreso, lograron que se eliminaran los registros financieros de deudas por educación. Hoy están proponiendo tres candidaturas a diputadxs desde la propia organización.

En la línea de intervenciones legales, desde Argentina, los investigadores Eduardo Codiani y Pedro Biscay aportan un texto en el que dan cuenta de la estrategia jurídica que utilizaron para denunciar, en conjunto con la Coordinadora de Abogadxs de Interés Público (CAIP) y el Movimiento de Empresas Recuperadas, la ilegalidad de la deuda externa récord asumida durante el gobierno de Macri.

Que nos paguen lo que nos deben

¿Qué significa hacer política posicionándose desde el lugar de acreedoras? Esta es una manera concreta de responder que nos deben a nosotres. “Somos las encargadas de gestionar los hogares y de gestionar la vida. Desde ahí comenzamos a endeudarnos. Luego empieza más endeudamiento cuando ya no puedes sobrevivir en los países de origen y te expulsan o tomas la decisión de salir fuera y migrar a buscar una vida mejor. La migración tiene unos costos. Cuando llegamos a los países de «acogida», conseguimos trabajos de cuidado, y trabajos que son muy poco valorados en general. Al tener esa deuda para nosotras es como un sinvivir”, señala Rafaela Pimentel, integrante del colectivo de trabajadoras de hogar radicado en Madrid, Territorio Doméstico.

En la presentación de ¿Quién le debe a quién? Pimentel fue directo a la cuestión política: “El libro es un desafío para que las mujeres hablemos de esto que nos está vetado: siempre nosotras gestionamos la vida, pero no nos dejan gestionar los recursos. Tenemos que exigir que nos paguen lo que nos deben a muchísimas mujeres que hemos trabajado gratuitamente, especialmente con los cuidados”. Luchar por valorizar los trabajos es también una de las formas de desobedecer la deuda.

Dice Federici: “Primero hay que combatir la deuda. Pero, al mismo tiempo, tenemos que cambiar la relación laboral e incentivar a armar un proceso de reapropiación de la riqueza social. Y aquí el título de nuestro libro es fundamental: ¿Quién debe a quién? Las mujeres, nuestras abuelas, madres, generaciones de mujeres en todo el mundo han sido explotadas, han trabajado sin pago, sin beneficios, sin compensación, en situación de dependencia. La acumulación capitalista se ha hecho sobre el cuerpo de millones de mujeres. Y sobre todo de mujeres racializadas, mujeres colonizadas. Creo que la lucha contra la deuda se debe asociar en forma inseparable de una lucha por la valorización del trabajo de reproducción, y su reorganización para que recuperemos el tiempo para nosotrxs”.

Aun en la crisis, sabemos que América Latina es un continente que se rebela una y otra vez a los planes que las finanzas internacionales tienen para el empobrecimiento de las mayorías.

Autoras:

Silvia Federici, Verónica Gago y Luci Cavallero, compiladoras de ¿Quién le debe a quién?

Fuente:https://www.pagina12.com.ar/363798-como-la-deuda-externa-se-conecta-con-el-endeudamiento-en-los
https://rebelion.org/como-la-deuda-externa-se-conecta-con-el-endeudamiento-en-los-hogares-y-pesa-mas-sobre-las-mujeres/